Escrito por Rolando Páucar Jáuregui , Físico nuclear (Diario "El Peruano"
En los últimos años, el Perú ha experimentado un gran avance en materia económica. Un crecimiento del 8.8% en 2010, inflación inferior al 2% e índices de pobreza que según estimaciones del Banco Mundial han disminuido del 54% al 35% en la última década son tan solo muestras de ello.
En los últimos años, el Perú ha experimentado un gran avance en materia económica. Un crecimiento del 8.8% en 2010, inflación inferior al 2% e índices de pobreza que según estimaciones del Banco Mundial han disminuido del 54% al 35% en la última década son tan solo muestras de ello.
Este panorama de bienestar económico ha hecho, a decir del empresario y escritor Ben Schneider, que tengamos que enfrentarnos a una nueva amenaza: "la complacencia". Esto es, muchos peruanos creen, equivocadamente, que el país puede seguir creciendo y reduciendo la pobreza sin nuevas reformas económicas y educativas.
Estamos viviendo la necesidad de un cambio de modelo social y de patrón de crecimiento económico apuntalado sobre la investigación y la innovación, y aquí no se trata ya de una receta propuesta por expertos, sino de una verdadera y creciente demanda social.
Para quienes nos negamos a ser presa fácil de este síndrome me queda decir que el Perú necesita de políticas de Estado que le permitan pasar de una competitividad estática, en donde solo aprovechamos las ventajas comparativas que surgen de nuestros recursos naturales, a una competitividad dinámica, que incluye el conocimiento y la capacidad de innovación. Para ello, la triple hélice formada por el Estado, la empresa y la academia deberían trabajar en conjunto para mejorar la competitividad nacional.
¿Cómo lo haremos? Instaurando medidas para que el conocimiento contribuya a nuestro modelo productivo, reforzar las conexiones entre el sistema público de ciencia y tecnología y el tejido empresarial, estimular la actividad innovadora de las empresas, todo ello con una visión de conjunto, que sea capaz de proporcionarnos una nueva estrategia estatal de innovación.
Es necesario promover proyectos públicos que marquen prioridades en el desarrollo de ciencia y tecnología nacional. Dar mayor impulso al desarrollo científico y tecnológico en las regiones.
Entonces, primero lo primero, debemos diseñar una estrategia que permita fijar objetivos e indicadores de corto y largo plazos y organizar nuestras capacidades. La idea es disminuir la duplicidad de esfuerzos, dar estabilidad y coherencia a los agentes de nuestro sistema científico públicos y privados. Reconociendo nuestras fortalezas e identificando nuestras amenazas podremos dar pasos seguros.
Disponer de una estrategia como instrumento servirá de referencia para la elaboración de los planes de investigación científica y técnica de los distintos agentes científicos, y para su articulación con las políticas de investigación nacional. Una posición displicente solo nos llevaría hacia un abismo del cual sería muy difícil salir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario