(Artículo publicado en El Peruano)
Rolando Páucar Jáuregui Físico nuclear, presidente del Instituto de Investigación para la Energía y Desarrollo
EMPLEO DE LA ENERGÍA NUCLEAR CON FINES PACÍFICOS
La energía nuclear no solo es un tema energético, tiene un componente geopolítico, es una fuente catalizadora de integración; por eso, cuando hace unos días leía la noticia de que el presidente chileno, Sebastián Piñera, conversará el próximo mes con su homólogo estadounidense, Barack Obama, sobre la energía nuclear, no me sorprendió tal agenda.
La energía nuclear no solo es un tema energético, tiene un componente geopolítico, es una fuente catalizadora de integración; por eso, cuando hace unos días leía la noticia de que el presidente chileno, Sebastián Piñera, conversará el próximo mes con su homólogo estadounidense, Barack Obama, sobre la energía nuclear, no me sorprendió tal agenda.
Y es que el proyecto nucleoeléctrico chileno no es una novedad; la escasez energética que afronta el país del Sur ha suscitado que en los últimos años se realicen una serie de estudios y discusiones sobre su viabilidad.
Michel Bachelet, pese a que prometió a sus electores no ejecutar proyecto nuclear alguno durante su mandato, estratégicamente dio pasos importantes en este tema; el Informe Zanelli y un Estudio de percepciones ciudadanas sobre energía nuclear son una muestra de ello. Ahora, toca a Piñera, con una visión más liberal y con menos presión electoral, colocar el tema en la agenda.
Las experiencias de Argentina y Brasil son una muestra de cómo lo nuclear puede convertirse en más que un tema energético. Desde hace más de 20 años, ambos países han trabajado proyectos conjuntos que les han permitido embarcarse en planes de gran envergadura en los ámbitos de la salud, ciencia, tecnología y defensa.
Actualmente, ambos países se encuentran unidos a través de una asociación estratégica, la Comisión Binacional de Energía Nuclear (Coben), creada para el estudio conjunto de proyectos nucleares, como es la construcción de dos reactores nucleares, y a decir de estos gobiernos, asentada en el diálogo político, la consolidación de la confianza y en la estrecha coordinación en materia de salvaguardias.
Chile, por su parte, tiene un largo camino por recorrer. Dos son los retos más urgentes por superar. El primero se refiere a la percepción negativa de los chilenos frente a la posibilidad de la opción nucleoeléctrica, y esto principalmente a la poca información que tiene la población sobre el tema y por la contracampaña de grupos ecologistas interesados en desacreditar la opción nuclear.
El segundo se dirige a la necesidad de una reingeniería de la Comisión Chilena de Energía Nuclear enfocada en tres temas específicos, la promoción de formación de capital humano y en el recambio generacional de sus profesionales; la necesidad de un órgano regulador independiente tal y como el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) lo solicita; Chile no cuenta con los marcos regulatorios necesarios para asumir el desafío de la nucleolectricidad; punto fundamental a la hora de la toma de decisiones.
En el caso del Perú, la historia no es tan diferente; tenemos los mismos retos, pero a diferencia del país del Sur, el Plan Estratégico Institucional 2010-2016 del Instituto Peruano de Energía Nuclear no permitirá el despegue de las actividades nucleares nacionales, situación que nos augura ser meros espectadores en los próximos años.
Fecha:04/02/2011
Fecha:04/02/2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario