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viernes, 29 de mayo de 2009

Por una verdadera integración energética suramericana

Escrito por Rolando Paucar    29-05-09  (Diario Correo)
LIMA | Suramérica posee grandes reservas de agua, petróleo, gas, uranio, tiene una vasta tierra fértil y un extenso medio ambiente virgen, y el contexto actual configura un momento oportuno para sacar partido de esta situación, estableciendo acuerdos energéticos y marcos regulatorios comunes que nos permitan movilizarnos bajo reglas de juego claras en temas controversiales, como son los de medio ambiente, reinversión, complementación y articulación con cadenas de valor locales que se les va a exigir a las empresas inversoras.

Aun así, la energía no debe ser considerada exclusivamente como una cuestión de recursos naturales, sean renovables o no renovables, sino también puede pensársele como energía social. La energía no es sólo un problema técnico y de recursos; la energía es un tema fundamentalmente político, económico, social y ambiental. Todo se mueve en base a energía, y éste debe ser el punto central para la resolución del desafío energético y de los problemas que enfrentamos los países de la región.

En este momento de la historia regional se necesita configurar un plan productivo y un perfil de especialización con valor agregado, una matriz energética diversificada y construir empresas regionales, en un marco de profundización de la integración regional. Suramérica necesita una transformación de su matriz energética con una mayor participación nuclear.

Esta ambiciosa transformación sólo será sostenible en el tiempo a través de la consolidación de una integración nuclear y ésta es la misión estratégica que tienen países como Argentina y Brasil como proveedores nucleoeléctricos y de toda la tecnología nuclear que se requiera. Los demás países, que pese a no contar con desarrollo nucleoeléctrico están interesados en desarrollarla en el futuro, y aquellos que vienen realizando estudios de factibilidad previos a una implementación, serán quienes secunden esta nueva integración.

En la actualidad, Unasur cuenta con un Tratado Energético Suramericano, en el cual un plan nucleoeléctrico suramericano podría ser el complemento que falta para abastecer a la región con energía barata y confiable. Uno de los primeros pasos que se requiere es la creación de una empresa nucleoeléctrica suramericana y una empresa uranífera suramericana que asegure la provisión de combustible para la región dentro del marco de las políticas de protección del medio ambiente.

Como se puede ver, hay una tendencia regional a alentar el desarrollo de diversas fuentes y tecnologías de energía renovable e incluir a la energía nuclear dentro de las estrategias de cada país. Esto es, promover el desarrollo y el uso de energías con base en la ciencia, de tecnologías de punta para la producción de energía sostenible, pero tomando en cuenta posibles impactos sociales o ambientales.

La región necesita activar un proceso de unidad regional con sus recursos estratégicos, y esto será posible sólo cuando se asuma que la integración suramericana que necesitamos nace del reconocimiento de que estamos embarcados en un mismo proceso y compartimos una misma suerte, y para ello debemos avanzar en conjunto.

(*) Presidente del Instituto de Investigación para la Energía y el Desarrollo (IEDES)

Desde Washington D.C.

jueves, 14 de mayo de 2009

Nuevos aires para la energía nuclear

(Escrito por Rolando Páucar - 14/05/09).- Hace unas semanas se ha aprobado en la Comisión de Energía y Minas del Congreso el dictamen de la “Ley que establece las competencias de los órganos del Estados en las actividades mineras de minerales radiactivos”,

en unos días podría aprobarse otro dictamen de la “Ley que declara de necesidad e interés público el desarrollo sostenible de la energía nuclear para generación eléctrica”, el presidente de la Comisión de Energía y Minas, Rolando Reátegui ha hecho un llamado a no desestimar a la energía nuclear como una opción válida para el futuro energético nacional.

Asimismo, se ha designado al Ing. Carlos Barreda Tamayo como nuevo Presidente del Instituto Peruano de Energía Nuclear, sin temor a equivocarnos, todos estos hechos hacen vislumbrar un nuevo capítulo en el desarrollo nuclear en el país.

La energía nucleoeléctrica es una opción que está vigente por sus méritos, a pesar de sus oponentes, principalmente políticos, que suelen desconocer sus atributos. Sus beneficios son notables: a) independencia del clima que usualmente afecta a las centrales hidroeléctricas y a muchos sistemas renovables, tales como generadores solares y eólicos, b) lecciones y nuevos desarrollos, con una experiencia operacional, c) gran cantidad de energía en un pequeño volumen, que permite un escaso flujo de recursos uraníferos y bajo impacto en la extracción minera, concentrando la producción de energía en un área pequeña e instalarse en lugares apartados del flujo de recursos energéticos, lo cual es impensable para plantas fósiles.

No es un sueño que en el futuro el Perú gracias a la apertura que brindarán estas leyes, se busquen los mecanismos para constituir un desarrollo nuclear sólido y con proyección internacional.

Para ello es fundamental el rumbo que el nuevo Presidente del IPEN brinde a esta institución. No debemos olvidar que el Perú contó con un ambicioso Plan Nuclear que fue perdiéndose en el tiempo y con el pasar de los Presidentes del IPEN , es ahora el mejor momento para consolidar a la energía nuclear en el Perú. Se cuenta con infraestructura y capital humano de primer nivel.

Por eso quiero hacer mías las palabras con las que el Dr. Alfonsín se dirigió al Dr. Alan García, Presidente de ese entonces durante la inauguración del Centro Nuclear de Huarangal, palabras que suenan actuales a pesar del paso del tiempo (1988): “Sr. Presidente el ritmo del avance tecnológico nos plantea permanentes exigencias y nos impone generar nuevas iniciativas para consolidar el proceso inicial, detener nuestra marcha ahora puede significar perder todo el esfuerzo avanzado, el mundo sigue avanzando y no podemos quedarnos atrás, nuestras pueblos nos urgen”

miércoles, 13 de mayo de 2009

La energía nuclear. Pilar estratégico de la unidad suramericana.

Escrito por Rolando Paucar para Palestra

 El autor revisa la historia de los intentos integracionistas, en base a la energía nuclear, de los países suramericanos. A partir del hecho de que UNASUR cuenta con un Tratado Energético Suramericano -en el cual un plan nucleoeléctrico podría terminar por abastecer a la región con energía barata y confiable- se advierte sobre las grandes reservas de energía de la región y el contexto actual ideal para la conformación de acuerdos energéticos y marcos regulatorios comunes, sobre la base de que es imposible, para un país suramericano, hacer sostenible una agenda de reformas sobre la base de estrategias estrictamente nacionales.

A estas alturas de la historia Suramericana, se puede decir con certeza que un pilar fundamental de la estrategia de desarrollo de la región es la integración, sea esta económica, política, de infraestructura, energética o de seguridad. Para un país suramericano no es suficiente y, probablemente, tampoco posible, hacer sostenible su amplia agenda de reformas y transformaciones sobre la base de una estrategia estrictamente nacional.

A lo largo de la historia de la región han existido varios intentos integracionistas, pero a la vez ha persistido una gran dificultad para concebir y consensuar un proyecto sin interferencias prohibitivas y estratégicas, lo que no ha permitido contar con la orientación para concebir un modo articulado de desarrollo para alcanzar metas comunes.

El reconocido economista argentino, Aldo Ferrer, menciona al respecto que: “Dentro de las prioridades y agenda futura del MERCOSUR (Mercado Común del Sur), se trata de concentrar las acciones en los puntos críticos del sistema. Es decir, aquellos con mayor potencial de derrame sobre el desarrollo de los países y la misma integración. Tal, por ejemplo, la infraestructura de transportes y comunicaciones y, en particular, la energética. Más allá del gas, el petróleo y la hidroelectricidad, otras fuentes de energía ofrecen inmensas posibilidades de integración, como es el caso de la energía nuclear".

La energía nuclear, como pilar de la unidad Suramericana, tiene como primer antecedente las acciones llevadas a cabo a inicios de los ochenta por los presidentes Raúl Alfonsín y José Sarney, quienes iniciaron un inédito proceso de acercamiento en cuya agenda el tema nuclear no era el único y tenía más bien una importancia discreta, ya que había otros temas en la mesa de negociación de mayor relevancia, económicamente hablando. Pero, como en toda negociación, hubo altibajos que motivaron que los temas económicos fueran perdiendo interés, situación que fue aprovechada para que la energía nuclear gane impulso hasta convertirse en uno de los principales temas de la agenda bilateral. De esta manera, el impacto político del tema nuclear se transformó en un contrapeso de las dificultades encontradas en el área económica.

El 30 de noviembre de 1985, Alfonsín y su contraparte brasileña, Sarney, se reunieron por primera vez y suscribieron la Declaración Conjunta sobre política nuclear, con lo cual se marcó el punto de inicio de una serie de posteriores acuerdos políticos en temas económicos, transporte, comercio, etc., los cuales fueron firmados al año siguiente.

La Declaración Conjunta se constituyó en la primera medida de confianza trascendente que tomaron ambos países, representó el primer paso de un exitoso proceso de eliminación de las hipótesis de conflicto y el punto de partida de la construcción de un sólido proceso de integración. Fue la primera piedra de la integración nuclear en la región.

Los años posteriores a la firma de esta Declaración Conjunta estuvieron marcados por una serie de acciones, como la asistencia técnica mutua; el intercambio de científicos, estudiantes e información; y la elaboración de acciones conjuntas en el escenario internacional, las que generaron un clima de confianza mutua a través del mayor conocimiento del otro. Tanto Argentina como Brasil buscaban enfrentar, en mejores condiciones, las crecientes dificultades existentes respecto de la adquisición de equipos, materiales y combustibles nucleares, intentando además que el proceso iniciado por Argentina y Brasil se extendiera a otros países de la región.

El Perú fue uno de los beneficiados al firmar un convenio marco de cooperación científica-tecnológica de las aplicaciones pacíficas de la Energía Nuclear con Argentina, bajo el cual Argentina transfirió tecnología nuclear al Perú -lográndose construir e implementar el Centro Nuclear de Huarangal, el más grande centro científico tecnológico que tiene el Perú hasta la fecha.

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