Actualmente, recordó Amano, hay 432 reactores en funcionamiento en el planeta.
Pasado el susto, Japón ha entrado en un periodo reflexivo, marcado por el pesimismo económico y por el debate sobre la energía nuclear.
Tras abandonar el cargo la semana pasada, el ya ex Primer Ministro nipón Naoto Kan admitía por primera vez que Tokio, con su enorme cinturón urbano, podría ser ahora mismo una “ciudad fantasma” si los operadores de la central hubiesen decidido abandonarla a su suerte en los momentos críticos.
Por su parte, los trabajos de contención dentro de la planta de Fukushima continúan y las autoridades competentes prevén que no se terminará de resolver de manera definitiva hasta principios del año que viene, fechas en las que se espera alcanzar la deseada “parada fría”.
Mientas tanto, y aunque los reactores continúan emitiendo partículas radiactivas en pequeñas dosis, la emergencia se considera controlada y la propia Agencia Internacional de la Energía Atómica confirmó que la situación permanece “básicamente estable”.
Adoptan plan de seguridad atómica
Una reunión de 35 naciones de la agencia nuclear de las Naciones Unidas aprobó ayer un plan de seguridad nuclear, pese a las quejas de influyentes naciones de que no obliga a su cumplimiento sino que lo hace voluntario.
Alemania y varios otros estados -entre ellos Canadá, Australia, Singapur y Nueva Zelanda- están insatisfechos porque no obliga a las naciones a permitir la observación externa de sus programas nucleares civiles y no da a la Organización Internacional de Energía Atómica poderes para hacer cumplir sus disposiciones.
Por su parte Argentina, Rusia, China, India y Paquistán fueron los oponentes más enérgicos dar a la OIEA mayor autoridad para vigilar la seguridad nuclear, dijo un diplomático de un estado que asistió a la reunión.
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