Diario Gestión .- No es una novedad que el Perú se encuentra atrasado en ciencia y tecnología, lo cual pone trabas a su desarrollo. El rezago se refleja en indicadores bajísimos de gasto en innovación y desarrollo (I&D) como porcentaje del PBI, número de patentes, porcentaje de exportaciones con contenido tecnológico, número de científicos, número de empresas innovadoras, entre otros. ¿Cómo debe el próximo gobierno abordar este problema?
En principio, para mejorar en ciencia y tecnología es indispensable fortalecer la institucionalidad, porque la inversión en I&D es un negocio riesgoso de largo plazo. El sector privado no se va animar a incrementar su inversión en I&D a menos que el Estado proteja efectivamente los derechos de propiedad intelectual y fortalezca sus instituciones.
Evidentemente, también deben asignarse más recursos del presupuesto público, privado y de las universidades, considerando que el Perú solo invierte 0.1% de su PBI en I&D a diferencia de Brasil que invierte 1%. Claro, resulta crucial que este mayor gasto se canalice a través de mecanismos que aseguren su calidad, como los fondos concursables, por ejemplo.
Adicionalmente, nótese que el progreso tecnológico está vinculado al progreso en educación. Un capital humano mejor calificado permite crear capacidades para absorber la tecnología del extranjero. De hecho, Robert Barro – uno de los economistas más influyentes de los últimos 50 años – declaró en su visita a Lima que el Perú debería evitar subsidios excesivos y más bien enfocarse en imitar la tecnología de los países desarrollados siguiendo el ejemplo de Corea del Sur.
En mi opinión, el Perú tiene un potencial escondido para el desarrollo de la ciencia y tecnología. Véase el caso de India. Un país que, al igual que Perú, adoptó un modelo de sustitución de importaciones por varias décadas y empezó a liberalizar su economía a inicios de los noventa. Desde entonces, India ha usado una estrategia que combina mano de obra a costos competitivos, democracia, apertura económica, e incentivos a la innovación que la han convertido en una potencia tecnológica.
Asimismo, se dice que India ha saltado etapas de desarrollo, pasando de la actividad primaria a la terciaria, sin pasar por un proceso pesado de industrialización. Quizá uno de los mayores logros que tuvo India en este campo fue crear las condiciones para que miles de científicos, ingenieros y médicos que estudiaron en el extranjero regresen a trabajar en su país. Ciertamente, el Perú tiene una estrategia de desarrollo bastante similar a la de India, exceptuando los incentivos a la innovación y el retorno de la diáspora peruana. Por eso, el caso indio encierra lecciones importantes por aprender.
(*): Director Ejecutivo de AmCham Perú.
En principio, para mejorar en ciencia y tecnología es indispensable fortalecer la institucionalidad, porque la inversión en I&D es un negocio riesgoso de largo plazo. El sector privado no se va animar a incrementar su inversión en I&D a menos que el Estado proteja efectivamente los derechos de propiedad intelectual y fortalezca sus instituciones.
Evidentemente, también deben asignarse más recursos del presupuesto público, privado y de las universidades, considerando que el Perú solo invierte 0.1% de su PBI en I&D a diferencia de Brasil que invierte 1%. Claro, resulta crucial que este mayor gasto se canalice a través de mecanismos que aseguren su calidad, como los fondos concursables, por ejemplo.
Adicionalmente, nótese que el progreso tecnológico está vinculado al progreso en educación. Un capital humano mejor calificado permite crear capacidades para absorber la tecnología del extranjero. De hecho, Robert Barro – uno de los economistas más influyentes de los últimos 50 años – declaró en su visita a Lima que el Perú debería evitar subsidios excesivos y más bien enfocarse en imitar la tecnología de los países desarrollados siguiendo el ejemplo de Corea del Sur.
En mi opinión, el Perú tiene un potencial escondido para el desarrollo de la ciencia y tecnología. Véase el caso de India. Un país que, al igual que Perú, adoptó un modelo de sustitución de importaciones por varias décadas y empezó a liberalizar su economía a inicios de los noventa. Desde entonces, India ha usado una estrategia que combina mano de obra a costos competitivos, democracia, apertura económica, e incentivos a la innovación que la han convertido en una potencia tecnológica.
Asimismo, se dice que India ha saltado etapas de desarrollo, pasando de la actividad primaria a la terciaria, sin pasar por un proceso pesado de industrialización. Quizá uno de los mayores logros que tuvo India en este campo fue crear las condiciones para que miles de científicos, ingenieros y médicos que estudiaron en el extranjero regresen a trabajar en su país. Ciertamente, el Perú tiene una estrategia de desarrollo bastante similar a la de India, exceptuando los incentivos a la innovación y el retorno de la diáspora peruana. Por eso, el caso indio encierra lecciones importantes por aprender.
(*): Director Ejecutivo de AmCham Perú.
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