Los niveles de radioactividad han vuelto a subir en la central nuclear de Fukushima Daiichi, según ha notificado la propietaria de la planta, Japan's Tokyo Electric Power Co (TEPCO), al Gobierno de Japón.
Ello pese a que los técnicos han procedido a inyectar agua marina borada en dos de los reactores en peligro para rebajar los niveles de radiación y que en Onagawa se han reducido ya a niveles normales, según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
El portavoz gubernamental nipón, Yukio Edano, ha reconocido la posibilidad de otro estallido en el recipiente secundario de contención del reactor 3 por la acumulación de hidrógeno, aunque no causaría daños graves.
Se está intentando inyectar agua salada para enfriar la turbina y evitar un desastre, mientras las autoridades insisten en que no hay ningún dato que confirme un proceso de fusión del núcleo, solo una posible "deformación" del mismo. La falta de información generó anoche gran inquietud y algunos medios especularon incluso con la posibilidad de que una eventual fuga radiactiva llegara hasta Tokio, algo que la mayoría de los expertos han coincidido en rechazar.
De acuerdo al Ejecutivo, el nivel máximo de ionización registrado ayer -hasta 1.557 microsievert respecto a los 500 considerados recomendables para la salud- equivalen a tres radiografías de estómago.
Un total de 180.000 residentes han sido evacuados en un perímetro de seguridad de 20 kilómetros en torno a la central, al menos 37 personas se han visto expuestas a la radiactividad, según la televisión NHK.
Todas las plantas nucleares en las zonas afectadas por el terremoto de 9 grados de magnitud en la escala Richter y posterior tsunami están paradas desde el viernes.
"No va a ser Chernobil. Allí el reactor estaba en pleno funcionamiento cuando estalló y no tenía contenedor", ha precisado Malcolm Crick, secretario del comité científico estadounidense sobre los efectos de las radiaciones atómicas.
Lucha contra la contaminación
Los expertos japoneses trabajan de forma denodada para impedir que se desencadene un proceso de fusión en la central nuclear de Fukushima, donde ayer se produjo una explosión por una reacción química en la estructura interna. Los operarios tratan de evitar que el sobrecalentamiento cause daños en el contenedor que alberga el núcleo, lo que podría ocasionar la liberación de material radiactivo a la atmósfera.
Otra central nuclear se encuentra también en alerta por problemas de refrigeración en el reactor. Se trata de Tokai, la segunda central de la prefectura de Ibaraki. Esta central, localizada a 120 kilómetros al norte de Tokio, sufrió un accidente nuclear en 1999, del mismo índice de gravedad que el de Fukushima.
Los expertos han restituido a niveles "habituales" la radioactividad en la planta de Onagawa, que también comenzaba a excederse, según ha vertificado la Agencia Internacional de la Energía Atómica.
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