El devastador terremoto de 8.9 grados en Japón generó un tsunami con olas de diez metros y liberó una energía similar a la de una explosión de 200 millones de toneladas de dinamita, indicó el presidente del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos de España, Luis Suárez.
De acuerdo a un cálculo publicado en la agencia Europa Press, si se tiene en cuenta que la potencia de la bomba de Hiroshima alcanzó las 20,000 toneladas de dinamita, se puede calcular que el terremoto ocurrido en Japón fue equivalente a un ataque nuclear con 10,000 mil bombas como la que fue arrojada sobre la ciudad de Hiroshima en la Segunda Guerra Mundial.
El sismo, de una magnitud de 8.9 grados en la escala de Richter y cuyo epicentro fue localizado en el Océano Pacífico, a solo 130 kilómetros de la península de Ojika, ha sido, según Suárez, “uno de los más destructivos de la historia”.
Según el gobierno nipón, el seísmo ha provocado un “número extremadamente alto” de víctimas. A primera hora de este sábado en Japón se estimaban en más de mil las víctimas del seísmo, que afectó a la totalidad de la costa este del archipiélago nipón, hizo temblar a Tokio y provocó un tsunami que se llevó centenares de vidas en la ciudad de Sendai.
Emergencia nuclear
Por si fuera poco, las autoridades japonesas han declarado una “situación de emergencia nuclear” en la central atómica de Fukushima Daiichi, indicó el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). El seísmo y el posterior tsunami cortaron el flujo de energía eléctrica en la central, y el motor diésel de emergencia que debía suplir esa carencia tampoco funciona debido a los daños causados por el desastre.
En la actualidad, las autoridades siguen tratando de arreglar el sistema alternativo de energía para poner cuanto antes en marcha el mecanismo de refrigeración de la central nuclear, señaló el OIEA en un comunicado.
“No es Chernóbil”
El combustible nuclear requiere un enfriamiento continuo incluso cuando las instalaciones atómicas han dejado de funcionar, recordó la agencia nuclear de la ONU.
Al respecto, el físico nuclear peruano Rolando Páucar Jáuregui, presidente del Instituto de Investigaciones para la Energía y Desarrollo (IEDES), reveló que el daño recibido por la central nuclear de Fukushima no es de peligro porque no habría la posibilidad de una fuga radioactiva. “La central nuclear de tipo BWR, que funciona por ebullición, posee una gran vasija en la que se encuentra almacenada solo agua, la cual está siendo controlada para evitar una posible explosión, ya que si el agua que continúa calentándose sigue presionando demasiado, el recipiente podría estallar, pero ese no es el caso; lo único que origina es el escape de un poco de vapor contaminado, que no es radioactivo”, explicó.
El experto peruano precisó que este incidente no podría considerarse un segundo Chernóbil, porque en el caso ruso hubo una gran explosión que arrojó desechos radioactivos a la atmósfera, pero en esta alerta del reactor de Japón no habría salida de radiación, solo la posible salida de agua contaminada, si no controlan la presión, la cual es descontaminable.
Olas de diez metros
El gobierno nipón ha enviado 8,000 militares para las labores de rescate a las áreas afectadas, sobre todo las provincias de Miyagi e Iwate. El terremoto destruyó edificios, provocó incendios y paralizó el transporte en el noreste de Japón, mientras en Tokio los edificios temblaron y se suspendieron las comunicaciones ferroviarias y el metro, por lo que centenares de miles de personas se quedaron bloqueadas sin poder regresar a sus casas.
Casi más que la fuerza del temblor fueron las olas, de hasta diez metros de altura, las que causaron una mayor devastación en muchas localidades de la costa noreste nipona, llevándose a su paso coches, edificios y barcos.
En Sendai, la capital de Miyagi, con un millón de habitantes, se calcula que serían 300 las personas que fallecieron ahogadas por la fuerza del mar.
En Sendai, la capital de Miyagi, con un millón de habitantes, se calcula que serían 300 las personas que fallecieron ahogadas por la fuerza del mar.
Tras el fuerte terremoto, los sobresaltos continuaron hasta las primeras horas del sábado en Japón. En plena madrugada, una nueva alerta de tsunami se activó para toda la costa oriental de Japón mientras seguían sucediéndose sin pausa las réplicas del seísmo.
Se contaron 60 solo en la jornada del viernes, cuatro de 7 grados o más en la escala de Richter, y, ya de madrugada, otros tres terremotos de más de 6 grados en la escala abierta de Richter en Nagano (norte de Japón), en la otra costa del Mar de Japón, provocaron más inquietud en un país sobresaltado.
La Tierra no dejó de temblar en Japón desde que, a las 14:46 hora local, se produjo el devastador seísmo, con epicentro a 130 kilómetros de la costa y una profundidad de 20 kilómetros, el más grave sucedido en un país habituado a temblar.
Japón, uno de las naciones más densamente pobladas del mundo, se asienta en el Anillo de Fuego del Pacífico y los seísmos son relativamente frecuentes. Es el país más preparado del mundo para hacer frente a los terremotos, con normas de construcción muy estrictas, un protocolo de emergencia que paraliza los medios de transporte nada más producirse los seísmos y un código de respuesta que la población ha interiorizado desde la infancia.
En este caso, no obstante la magnitud del movimiento telúrico, uno de los más graves de la historia, provocó cuantiosos daños personales y materiales e interrumpió las comunicaciones en gran parte del país, sin que aún se haya determinado su verdadero alcance.
Se movió el eje de la Tierra
El terremoto puede haber desplazado casi 10 centímetros el eje de rotación de la Tierra, según un estudio preliminar del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia (INGV). El impacto sobre el eje de la Tierra puede ser el segundo mayor del que se tiene constancia, superior al de Sumatra, pero menor al del terremoto de Chile de 1960.
Las publicitadas profecías mayas sostienen que una serie de cataclismos precederán la era del Quinto Sol (equivalente al 12 de diciembre del 2012) y comenzarán con el desplazamiento del eje de la tierra.
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