Conycontratodos.com.- Hacia el 2025, los países desarrollados, que ocuparán el 14% de la población mundial, consumirán el 43% de la energía disponible en el planeta, mientras que los países en vías de desarrollo (82% de la población mundial) tendrán solamente el 45% disponible para su uso. Un desbalance que parece sorprendente ahora puede convertirse en realidad si no se disponen de los mecanismos adecuados para sobrellevar la crisis energética que sufrirá la región.
Tan solo en el 2004, el consumo de barriles diarios de petróleo en Estados Unidos fue de 20 millones, siendo 65% de ellos importados. Más grave aún, el 81% del consumo diario de petróleo en Europa —alrededor de 16 millones de barriles— era importado. Para suplir esta necesidad energética, América Latina, Medio Oriente y África concentraron el 56% de las exportaciones de combustible fósil ese año.
Estos son algunos de los datos expuestos en el libro Energía nuclear: riesgo y oportunidad para Suramérica. El autor y presidente del Instituto de Investigación para la Energía Nuclear y el Desarrollo (IEDES), Rolando Páucar, revisa ampliamente una industria energética que se está desarrollando de manera desigual en la región. Después de Chernobyl y, más recientemente, Fukushima, la energía nuclear ha pasado a ser un tema tabú en lugar de ser objeto de curiosidad sobre su uso, riesgos y beneficios.
Recordemos que el 16 de julio se firmó el tan anunciado acuerdo energético con Brasil, el cual pretende generar 7600 MW de energía eléctrica a través de cinco hidroeléctricas instaladas en la Amazonía. Según la ONG Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR), una de las primeras observaciones que promueven la revisión del acuerdo se refiere a la elaboración de un Plan Energético Nacional.
Para Páucar, este plan debería contemplar también el elemento nuclear, puesto que complementa una matriz energética que hasta ahora solo contiene dos elementos interdependientes: el combustible fósil y la energía solar, que se verán afectados por el cambio climático. En esta entrevista, el físico nuclear despeja algunas dudas sobre ese tercer elemento y propone una nueva forma de pensar el futuro energético para la región.
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