La fiesta de la ciencia

ENCUENTRO CIENTÍFICO INTERNACIONAL 2012

Rolando Páucar Jáuregui Físico nuclear

Diario El Peruano.- A quienes tuvimos la oportunidad de asistir en 1996 al primer Encuentro Científico Internacional (ECI) no se nos hubiera ocurrido que esa iniciativa se convertiría años después en una "gran fiesta de la ciencia".

Un acontecimiento extraordinario en el que los científicos y los estudiantes pueden interactuar y crear redes de interés que les permitan avanzar en sus investigaciones e innovaciones tecnológicas.

Por ese motivo, hay que felicitar a las instituciones del Estado y a las empresas privadas por haberse congregado en torno a tan interesante propuesta, que ha logrado reunir a un gran número de profesionales peruanos que hacen ciencia en el extranjero y en el Perú.

Este año, el ECI lleva el nombre del distinguido físico nuclear Víctor Latorre Aguilar. No tuve la suerte de tenerlo como profesor; sin embargo, tengo en mi memoria la conversación que sostuvimos en 2005 en la Universidad Ricardo Palma, sobre el desarrollo de la energía nuclear.

Para quienes no lo conocen, el doctor Latorre es un reconocido físico nuclear que presidió el Instituto Peruano de Energía Nuclear y tuvo bajo su responsabilidad la inauguración del Centro Nuclear de Huarangal, la más grande inversión realizada en ciencia y tecnología del país. Por todo ello, es un gran orgullo que el ECI lleve su nombre.

La comunidad científica necesita ser vista como un aliado estratégico del Gobierno para el desarrollo, y por eso debemos estar más unidos que nunca.

Se necesita una acción solidaria y coordinada para pedir al Gobierno más presupuesto, infraestructura y más becas para estudiantes de doctorado en el Perú y en el extranjero; esto significa exigir el cumplimiento de la vigésima política aprobada y firmada por todos los líderes políticos del país en el Acuerdo Nacional.

Los debates respecto al tipo de institucionalidad que necesita la ciencia en el Perú deben darse en otras instancias en donde podrían participar no solo los hombres de ciencia sino también otros profesionales y políticos, de esta manera el debate se nutriría de experiencias y conocimientos.

No olvidemos que este debate sobre políticas para la ciencia y tecnología se debe analizar también en otros ámbitos del poder, como en los campos económico, social y político.

El ECI es una gran apuesta de difusión de las ciencias que todos debemos celebrar, pero también tenemos velar para que mantenga ese espíritu que guió sus inicios, por lo que debería evitar ser usado como trampolín de personajillos o políticos que buscan imponer sus propuestas de políticas científicas, pues podría crear desunión entre los miembros de la comunidad científica. Dejemos a la fiesta de la ciencia fuera del contexto político.