Prevención de riesgos en centrales nucleares

A PARTIR DE LA EXPERIENCIA DE FUKUSHIMA

Rolando Páucar. Físico nuclear
Diario Oficial El Peruano .- El 11 de marzo de 2011, un terremoto de magnitud 9 en la escala de Richter destruyó ciudades enteras en el norte del Japón. La planta nuclear Fukushima Dai-ichi resistió este primer evento y efectuó una parada de emergencia automática planificada.

 

Media hora después, un tsunami con olas de 14 metros de altura azotó la costa causando la muerte de cerca de 30 mil personas y destruyendo el edificio que albergaba los electrogeneradores de dicha planta nuclear. Esta falla originó la parada de las bombas de refrigeración de emergencia, situación que produjo  la fusión del núcleo de los reactores y la salida de material radiactivo fuera de la central nuclear. 

En ese grave accidente no se produjeron muertes por efecto de las radiaciones, pero las causas y consecuencias continúan siendo evaluadas.

La catástrofe imprevista ha planteado a los científico y técnicos nuevos retos para la industria nuclear, pues ha permitido identificar nuevas oportunidades de mejora que harán que las centrales nucleares sean aún más seguras y, por otro lado, en el ámbito mundial se ha revalorizado los usos pacíficos de la energía nuclear en respuesta al clima hostil originado por el desconocimiento de los efectos de las radiaciones.

Las acciones deben dirigirse a fortalecer las normas de seguridad nuclear, reforzar la preparación del personal en caso de emergencias, mejorar la comunicación en materia de los asuntos nucleares en general, revisar la seguridad de todas las centrales nucleares sin excepción, mejorar la eficacia de los organismos reguladores nucleares.

En este punto es primordial garantizar la independencia de las entidades y equipos científicos responsables de las revisiones y evaluaciones.  

Todos los países cuentan con órganos reguladores de las actividades nucleares, los cuales están  dedicados a realizar actividades de inspección con el fin de determinar si los titulares o solicitantes de una instalación cumplen las condiciones establecidas por las normas nacionales e internacionales de seguridad.

Por ejemplo, el órgano regulador puede negarse a renovar la licencia de explotación de una central hasta que se cumplan ciertas condiciones importantes y vitales.

En el caso del Japón, la Agencia de Seguridad Nuclear está adscrita al Ministerio de Industria, que tradicionalmente ha promocionado las centrales nucleares en el archipiélago, situación que le restó independencia y libertad de acción.

Este cuadro debe alertar al Perú, donde tenemos un órgano regulador que es el responsable del funcionamiento de los dos reactores nucleares, pero a la vez se encarga de fiscalizarlo y regularlo, en otras palabras, actúa como juez y parte. Es el momento oportuno de que el Estado, con el concurso de la ciencia y la tecnología, adopte las medidas preventivas adecuadas y eficaces.