ABC.es.- Una fuente de energía barata,
limpia, segura e inagotable. Es el sueño del futuro y para alcanzarlo todas las
miradas están puestas en la fusión nuclear. Es el mismo mecanismo que utilizan
las estrellas para emitir luz y calor durante milones y millones de años. Pero
a día de hoy, la tecnología de la que se dispone no lo hace posible. Para
generar la energía por fusión hace falta gastar otra aún mayor en el proceso.
Simplemente, no es rentable.
La fusión se contrapone a la
fisión, el método utilizado por las 435 centrales nucleares que existen
repartidas por el mundo. La diferencia entre ambas es simple. La fisión
consiste en separar núcleos de átomos provocando su choque mediante el impacto
con un electrón. La colisión libera energía al crear dos núcleos distintos y
generar dos nuevos electrones que a su vez colisionan con otro núcleo, y así
sucesivamente hasta producir una reacción en cadena. Cuando este proceso se
realiza de forma controlada da lugar a la producción de energía para uso
doméstico pero descontrolada desemboca en una explosión nuclear.
La fusión sigue el camino
contrario. Consiste en la unión de dos núcleos, proceso que igualmente libera
energía. Pero en este caso las ventajas son infinitamente superiores. En primer
lugar se puede originar mediante el uso de elementos abundantes en la
naturaleza, como es el caso del hidrógeno. En cambio para la fisión se usa por
regla general uranio o en su caso plutonio, escasos y altamente radiactivos. La
primera, por tanto, representa un proceso inagotable y no contaminante.
Pero existe un problema. La
fusión necesita vencer la resistencia magnética entre ambos núcleos del mismo
signo. Al igual que dos polos positivos de un imán, los núcleos se repelen. La
forma más viable de provocar su unión es sometiéndolos a unas temperaturas
extremadamente altas, que se alcanzan mediante un gasto energético previo
demasiado elevado. Así, la fusión, hoy por hoy, no resulta rentable.
El ser humano aún no ha dado
con la tecla para emular a las estrellas. Para conseguirlo se están llevando a
cabo múltiples proyectos. Y el más importante de ellos es el ITER, un
laboratorio gigante para la fusión que cuenta con un presupuesto de 10.300
millones de euros -el tercero más alto de la historia para un proyecto
científico- y en el que participan la UE, EE UU, Rusia, China, India y Japón.
¿Mito o realidad?
La pasada semana los
investigadores Andrea Rossi y Sergio Focardi, de la Universidad de Bolonia,
anunciaron haber hallado el secreto de la fusión fría, un fenómeno que gran
parte de la comunidad científica considera un mito inviable. Consistirá en
conseguir la unión de los núcleos, vencer su capacidad para repelerse, sin
necesidad de someter a los átomos a tantos grados. El proceso se realizaría a temperatura ambiente. Según Rossi y Focardi, su fusión fría está lista para empezar a producir energía: “Si alguien tiene una tecnología válida, ese alguien no tiene que convencer a la gente a base de charlas, tiene que construir un reactor que funcione y salir a venderlo, como nosotros estamos haciendo". Aún así, deberán demostrar que han sido capaces de resolver una ecuación que muchos creen imposible.
La fusión nuclear, caliente o fría, puede cambiar el mundo. Petróleo y uranio dejarían paso a una fuente de energía universal. Una auténtica barra libre de la que se servirían ricos y pobres por igual. Sin restricciones ni abusos. Pero surge una cuestión: ¿Interesa a todos convertir este sueño en realidad?