Blogs.Peru21.pe.- La singularidad es una característica muy apreciada, es aquella que nos dice lo especiales que somos únicos e intransferibles. Pero resulta que la atrevida ciencia dice que no es así y antes de ponernos a llorar por esa dura realidad mejor revisemos las razones de tamaña aseveración, que bien podría ser el inicio de la búsqueda de nuestro otro yo en cualquier galaxia o en esta.
¿Quién eres tú?
¿Yo? He tenido muchos nombres... Viejos nombres que solo el viento y los árboles pueden pronunciar. Yo soy la montaña, el bosque y la tierra. Yo soy... soy un fauno.
El Laberinto del Fauno
La singularidad es una característica muy apreciada, es aquella que nos dice lo especiales que somos únicos e intransferibles. En algún momento de nuestras vidas, si todo va bien con nosotros, tendremos ese instante Kodak en el cual un ser iluminado (no estoy hablando de nuestras madres pues para ellas somos lo máximo) infle nuestro ego al decirnos únicos. Con esa prueba irrefutable, bien podríamos caminar toda nuestra vida, pero resulta que la atrevida ciencia dice que no es así y antes de ponernos a llorar por esa dura realidad mejor revisemos las razones de tamaña aseveración, que bien podría ser el inicio de la búsqueda de nuestro otro yo en cualquier galaxia o en esta. ¿Se imaginan un gemelo en otro mundo?
Se han descrito tres razones por las cuales no somos únicos. La primera tiene que ver con la extensión física del universo, ¿se han preguntado si el universo tiene bordes? La segunda, Einstein la llamó el mayor error de su vida y se refiere a cuestiones acerca del mundo futuro infinito. La última tiene que ver con la naturaleza esencial del mundo cuántico. Resulta que con estas razones, para responder la pregunta sobre si somos únicos o no, necesitamos conocer el universo, así fácil desanima a cualquiera pero ya que nos hicimos la pregunta habrá que hallar nuestra propia respuesta.
Filósofos y científicos a lo largo de la historia consideraron finito al universo, el cosmos era una esfera finita centrada en la tierra. Quienes se atrevieron a contradecirlos terminaron en la hoguera, como el caso del filósofo italiano Giordano Bruno, que decía que el Sol era simplemente una estrella y que el universo había de contener un infinito número de mundos habitados por seres inteligentes. Más recientes observaciones de la radiación cósmica de fondo de microondas o el eco del Big Bang, parecen indicar que el universo podría ser finito. Ojo, no es definitivo. Así que por ahí no obtendremos una respuesta a si somos únicos o no.
Tal vez la segunda nos aclare mejor el panorama. Se habla de un espumarajo de universos que se inician con algo conocido como la teoría de la inflación eterna, que no es otra cosa que una sucesión de universos que surgen y se desgarran uno tras otro. Luego de que se descubriera la radiación cósmica de fondo de microondas, pocos dudaban que el universo se hubiera creado con un único Big Bang.
Sólo para empezar, la relatividad habla de que el espacio y tiempo se curvan cuando se hallan frente a energía y materia, por lo que se presenta un efecto profundo sobre nuestro universo, cambiando su geometría global. En concentraciones elevadas, espacio y tiempo, se curvarán de manera catastrófica, cerrando el universo. En concentraciones bajas, la potencia expansiva del Big Bang habría dominado la forma del universo lanzando todo lo que había a grandes distancias, de modo que nunca se hubieran creado estrellas ni galaxias y menos nosotros. Pero por suerte, nuestro universo estaba preparado para una geometría llana que permitió que existiéramos. A ese problema se le denomina el problema de la llanura.
Pero existe otra valla que atravesar y es el problema del horizonte que se presenta porque, al parecer, la temperatura en extremos opuestos del universo es la misma. Para que esto pueda ocurrir, el calor debería distribuirse uniformemente por el inmenso universo, lo cual no es posible. Pese a que los fotones viajan a una velocidad de la luz no tendrían el tiempo suficiente para viajar a través de todo el universo llevando calor de un lado a otro, evitando así que el cosmos tenga puntos calientes.
Ambos problemas fueron resueltos por físicos a principios de la década de los 80. La solución se llamó inflación y decía que luego del Big Bang, el universo atravesó un período de expansión súper rápida. ¿Cómo, cuándo, por qué? Nadie lo sabe pero es la mejor respuesta que se les ha ocurrido a los especialistas y puede llevarnos a responder la pregunta que motivo tanta cháchara.
Los mecanismos para la inflación son otro cantar y han merecido mucho tiempo por parte de especialistas que no han llegado a ningún lado más que a decir que si un punto minúsculo del espacio-tiempo estalló una vez puede hacerlo nuevamente. Según estas teorías de inflación caótica, la energía fluctuante intrínseca del espacio vacío puede inflar todo un universo nuevo a partir de cualquier lugar de nuestro propio espacio y tiempo.
La teoría de las cuerdas recoge estas ideas. La idea básica es que toda la materia está compuesta por diminutos bucles de energía vibrantes; la frecuencia de las vibraciones determina qué tipo de materia aparece. Es así que cuando intentaron calcular el tipo de universo que esto crearía, pensaron encontrar uno que se pareciera y se comportara como el nuestro, pero no fue así. En cambio crearon miles de universos distintos uno de otro. Por otro lado, aunque se espere que el universo siga expandiéndose, tendría que hacerlo cada vez más lentamente, pues la atracción gravitatoria de todo lo que hay en el universo opera contra la expansión. Si la expansión se acelera, existe alguna fuerza desconocida que está operando, esa no es otra que la energía oscura.
Einstein introdujo a la fuerza en sus ecuaciones originales un término matemático que describía el universo y, sin querer, respondió mejor al misterio de esa energía oscura. Él en ese entonces no conocía del Big Bang y más bien pensaba que el universo era estático y no que se expandía, por lo que insertó este término como una constante cosmológica, para crear un universo ordenado y estático. Por eso luego del descubrimiento del Big Bang la calificó como un gran error. Cuando se descubre la energía oscura se puso de moda dicha constante cosmológica.
La probabilidad de que alguien igual a mí exista en otro planeta de otro universo parece infinitesimalmente pequeña, pero la probabilidad por minúscula que sea se convierte en certeza cuándo permitimos la existencia de un número infinito de universos. Cuando un nuevo universo sale burbujeando de otro y se separa de él, el contacto se pierde para siempre. Yo estoy atrapado en mi espacio y tiempo y mi gemelo se hallará en otra esfera separada e inalcanzable. Con esta teoría lamentablemente no podríamos conocerlo.
Pero si hasta ahora todo lo que les he dicho les ha parecido puro bla,bla,bla, déjenme decirles que falta la tercera razón: la teoría cuántica, que menciona que no sólo es probable que existan otros yo sino existe un número casi infinito de yos y cada uno ha hecho una elección diferente en la vida. Ésta es la interpretación de los muchos mundos (IMM) y puede dejarnos perplejos. Hay muchas interpretaciones y cada una a su manera trata de explicar lo inexplicable. Esta teoría permite que las partículas los átomos, electrones, los fotones existan en más de un estado en un momento dado a esto denominan superposición. El ejemplo clásico para demostrar esta superposición se da con electrones. Se dispara un electrón a una pantalla que está cortada por dos estrechas rendijas verticales, obviamente pensamos que este electrón se dirigirá a una de estas rendijas pero no es así y esto podemos comprobarlo al poner detrás de las rendijas una pantalla fosforescente y observamos que en lugar de ver un punto brillante detrás de la rendija elegida, lo que vemos es una serie de bandas brillantes denominado patrón de interferencia. Hace dos siglos atrás, Young lo explicó mejor con la luz.
Pero qué interferencia ni qué vainas si sólo había un mísero electrón, ¿cómo pudo crearse esa interferencia? Pues la respuesta es que ese único electrón atravesó ambas rendijas. ¿Cómo puede suceder eso? Pues porque un electrón es una partícula pero también una onda. Hugo Everett, en 1950, dio una respuesta que muchos vapulearon pero que ahora es aceptada, y es que cada vez que una partícula cuántica se enfrenta a una elección, se crean nuevos mundos, mundos en los cuales se realiza cada opción.
En la interpretación de los muchos mundos de Everett, el electrón no forma un estado de superposición sino que divide al mundo en dos. En un mundo atraviesa una rendija y, por consiguiente, en el otro mundo la otra rendija. Si esto lo extrapolamos con nosotros eso quiere decir que esa realidad que vivimos a diario es sólo una de las tantas de deben haber por ahí y cada uno tendrá una versión propia y diferente.
Lo que es yo, acepto tener otro u otros yo en algún lado, sabe Dios dónde y ¿ustedes que opinan?
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