Por: Andrea Castillo
Solo falta difundir mejor sus beneficios, aplicaciones y riesgos, sostiene el experto que ya suma dos libros de divulgación científica. En esta entrevista nos brinda una visión panorámica del uso actual de la energía nuclear como arma contra el cáncer.
Queramos o no, la energía nuclear ya es parte de nuestra vida cotidiana…
Es parte del uso pacífico de esta forma de energía. Pocos saben que en diferentes actividades industriales se recurre a fuentes radiactivas para, por ejemplo, medir la altura de llenado de las botellas de cerveza o determinar en minería cuánto y qué tipo de mineral hay en una faja transportadora. Para el control aduanero se usan para ‘ver’ lo que viene dentro de un contenedor.
Pero el campo de la salud al parecer es uno de los más importantes …
Es el área en la que mejores resultados se han obtenido. Se aplica en radioterapia, medicina nuclear y radiodiagnóstico. En esta última área se han dado avances tecnológicos importantes. Luego de los rayos X, que nos permiten obtener imágenes radiográficas de una fractura, hoy es posible capturar imágenes de mejor calidad y en menos tiempo de las partes duras y blandas del cuerpo humano.
¿Qué novedades hay en medicina nuclear?
Como sabemos, esta se basa en el uso de radioisótopos. Tenemos el yodo 131 para tratar cáncer de tiroides; tecnecio 99 y samario 149, este último de gran valor para combatir el dolor intenso por metástasis al hueso. Pero el Perú pronto dará un gran salto tecnológico cuando se disponga de fluor 18. Si el uso de este radioisótopo se complementa con el empleo de un equipo de tomografía, es posible lograr imágenes de gran calidad de un órgano en funcionamiento. Pero para obtener el fluor 18 necesitamos un acelerador de partículas Ciclotrón. Aunque hay un equipo en la practica privada, sabemos que Essalud ha adquirido uno que pronto estará en funcionamiento.
¿Para qué sirve?
Se usa con muy buenos resultados en la detección temprana de diferentes tipos de cáncer y enfermedades del corazón. Es un nivel avanzado en medicina nuclear.
¿Y las bombas de cobalto?
Estas forman parte de la radioterapia y se emplean en el tratamiento de diferentes tipos de problemas oncológicos, pero han sido superadas por los aceleradores lineales. Estos, a diferencia de las bombas de cobalto, emiten más energía y por eso son altamente eficientes para tratar tumores más profundos. Lo ideal en radioterapia es irradiar el 100% del tumor y 0% de tejido sano, pero esto es algo difícil de alcanzar; sin embargo, el desarrollo de los aceleradores lineales nos acerca a ese objetivo. También lo hace el cambio de los colimadores [ayudan a dar forma al haz de radiación que sale de la máquina], que ahora son multiformes pueden adaptarse a la forma o sombra del tumor. Todos estos cambios tecnológicos mejoran la calidad de los tratamientos pero también exigen mayor preparación del personal de salud.
¿Qué otro avance hay en radioterapia?
En el país se hace radiocirugía hace cinco años. A diferencia del tratamiento con bombas de cobalto o con acelerador lineal, que se realiza en 35 a 45 días, la radiocirugía requiere una sesión. Por su alta precisión y exactitud es más moderna y sofisticada y da buenos resultados en el tratamiento de metástasis en el cerebro y malformaciones arteriovenosas.
Pero, ¿con todas estas mejoras también aumenta la exposición a la radiación?
Mientras más modernos y sofisticados sean los equipos, el nivel de exposición a la radiación es mayor. Para vigilar y asegurar que esas fuentes de radiación no causan daño al personal médico ni a los pacientes, requerimos de normas y reglamentos de seguridad radiológica. Faltan en lo referente a radiodiagnóstico y medicina nuclear y darlas es tarea pendiente del Ministerio de Salud y del Instituto Peruano de Energía Nuclear.
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