Rolando Páucar Jáuregui. Físico nuclear
Diario El Peruano.-El ministro de Energía y Minas, Carlos Herrera Descalzi, hace unos días ha autorizado la adquisición de los combustibles nucleares. Esta noticia tiene una gran relevancia debido a que garantiza el funcionamiento del reactor nuclear RP-10, la más grande inversión que a la fecha ha realizado el Estado peruano en ciencia y tecnología.
Los beneficios que se obtienen del uso del RP-10 son diversos; una de las aplicaciones más difundida es la producción de radioisótopos y radiofármacos. Estos productos son adquiridos por los diferentes establecimientos del Ministerio de Salud para la atención de un gran número de pacientes.
Ahora que se sienten nuevos vientos con la presencia del ingeniero Herrera Descalzi, conocedor del tema, pues cuenta con una especialidad en energía nuclear y ha demostrado a lo largo de estos años interés en este asunto, esperamos que se reactiven las actividades del Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN).
La energía nuclear tiene múltiples aplicaciones que van desde la seguridad alimentaria, la salud humana, incluida la prevención y el control de enfermedades, la protección ambiental, la gestión de los recursos hídricos, el control de plagas y mejoramiento de productos en la esfera de la agricultura y la alimentación, genética, gestión de los recursos naturales, entre otras tantas.
La medicina es el área que más se ha beneficiado con la energía nuclear. Está presente en el diagnóstico y tratamiento de diversas patologías. La radiología, radioterapia y medicina nuclear son solo muestras de lo que se puede hacer con ella. Así lo ha entendido Essalud, quien a través de su presidente ejecutivo, Álvaro Vidal, ha anunciado la adquisición de PET-CT y Ciclotrón, equipamiento utilizado en medicina nuclear para el diagnóstico precoz de enfermedades. La adquisición de estos equipos requiere que el Instituto
Peruano de Energía Nuclear asuma su papel de asesor tecnológico.
Como se puede observar, la energía nuclear es ampliamente beneficiosa, lamentablemente son muy pocos los que conocen de estos beneficios, por lo que un objetivo a corto plazo debería ser promover un proyecto de gran envergadura destinado a informar a la ciudadanía sobre los usos pacíficos de la energía nuclear, pero también los posibles riesgos de su uso.
Otro aspecto por tomar en cuenta es el referente a la transparencia en las acciones de fiscalización que realiza el IPEN, en su calidad de autoridad reguladora, acciones que deben manejarse en el más alto grado de independencia, situación que se verá reflejada en una disminución en la percepción de riesgos de las aplicaciones nucleares que se llevan a cabo en todo el país.
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