por Fernando Fuentes
La Tercera.com.- Siguiendo el camino opuesto al tomado por Alemania y Suiza, que tras el desastre en la planta japonesa de Fuku-shima anunciaron sus planes para abandonar el uso de la energía atómica en los próximos años, el gobierno de Reino Unido quiere reforzar la energía nuclear al confirmar una lista de ocho sitios viables para construir en 2025 una nueva generación de centrales, en sustitución de las que para entonces estarán obsoletas.
Los sitios elegidos -adyacentes a plantas nucleares existentes- fueron Bradwell, Hartlepool, Heysham, Hinkley Point, Oldbury, Sellafield, Sizewell y Wylfa.
La propuesta para una nueva generación de plantas nucleares en Reino Unido forma parte de una serie de reformas al sector energético del país, que incluyen también la expansión de otras tecnologías como los combustibles fósiles, las energías renovables, el suministro de gas, los gasoductos y oleoductos y las redes eléctricas.
Los planes serán debatidos y votados en el Parlamento, aunque el gobierno del primer ministro conservador, David Cameron, confía en obtener su aprobación. En ese sentido, el ministro de Energía británico, Charles Hendry, afirmó que cerca de un cuarto de la capacidad de generación energética de Reino Unido, "está previsto que se cierre en esta década".
"Debemos reemplazar esto con energía segura, de baja emisión de CO2 y barata. Esto requerirá de US$ 160 mil millones de inversión sólo para la generación de electricidad. Esto significa más del doble de inversión en infraestructura energética en esta década", agregó.
Aunque los liberales-demócratas se han opuesto históricamente a acabar con la moratoria nuclear, no es un tema que vaya a fragmentar la coalición con los conservadores, porque la única condición que pusieron al entrar en el gobierno fue poder hablar en contra de la energía nuclear durante el eventual debate parlamentario y tener libertad de voto.
Así, la aprobación de los planes energéticos nacionales parece asegurada, ya que fueron los propios laboristas, ahora en la oposición, quienes impulsaron el fin de la moratoria nuclear cuando gobernaban.
Tras el tsunami de Japón, Londres encargó al jefe de los inspectores nucleares británicos, Mike Weightman, que evaluara el impacto que podía tener Fukushima en sus planes nucleares. Weightman publicó un informe en el que concluía que las nuevas centrales debían aumentar las medidas para prevenir el impacto de grandes inundaciones.
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