Terra.com.- Diseminar en la atmósfera partículas reflectoras del calor, construir torres que capten CO2, instalar un parasol gigante en el espacio: científicos de la ONU examinarán a partir del lunes en Lima propuestas contra el cambio climático más basadas en la tecnología que en la voluntad política.
Mientras las negociaciones internacionales para forjar un nuevo acuerdo mundial de lucha contra el calentamiento global -cuya nueva ronda acaba de terminar en Bonn (Alemania)- siguen sin progresar, expertos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) se reúnen durante tres días en la capital peruana para revisar soluciones tecnológicas que suscitan numerosas críticas por sus posibles consecuencias nefastas.
La mayoría de estas propuestas de geoingeniería son por el momento sólo proyectos, aunque algunas de ellas ya han sido experimentadas.
Entre las opciones sobre la mesa para enfriar el planeta, o al menos para frenar el alza de la temperatura, figuran la de "fertilizar" los océanos con hierro para acelerar el crecimiento de microorganismos que absorban el dióxido de carbono (CO2), difundir partículas artificiales en la atmósfera para reflejar los rayos del sol o construir torres capaces de extraer del aire los gases de efecto invernadero.
A estos se suma un proyecto, digno de la ciencia ficción, de enviar un parasol gigante al espacio. Estas opciones tecnológicas suscitan críticas por sus riesgos potenciales de efectos secundarios y las consecuencias imprevistas que podrían provocar en el delicado equilibrio del clima y la biodiversidad.
El otro peligro, según ciertos observadores es político: la perspectiva de una solución rápida al calentamiento global debilitaría el frágil consenso internacional sobre la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
"Es una forma práctica para los países del norte de esquivar sus compromisos de reducción" de emisiones de CO2, afirma Silvia Ribeiro, de la ONG estadounidense ETC Group, especializada en cuestiones tecnológicas.
Más de un centenar de organizaciones, entre ellas ETC y Amigos de la Tierra, dirigieron esta semana una carta abierta al IPCC "pidiendo una declaración clara sobre su compromiso de prudencia".
Hace cuatro años, en su cuarto informe de evaluación, los expertos de la ONU habían descartado en pocas líneas estas opciones de geoingeniería a causa de sus riesgos potenciales y de sus costes no evaluados.
Ahora, cuando las negociaciones climáticas bajo la égida de la ONU se encuentran de nuevo en punto muerto, han decidido examinar estas opciones más de cerca.
Las promesas actuales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero anunciadas por los países están muy lejos de permitir limitar el calentamiento global a los 2ºC que aconsejan los científicos.
"Mi voluntad es cumplir con el mandato del IPCC aportando la mejor información disponible para permitir que se tomen decisiones con conocimiento de causa para proteger al clima y al medio ambiente", explicó a la AFP Jean-Pascal van Ypersele, vicepresidente del IPCC. Los expertos evaluarán los conocimientos científicos sobre el tema pero no harán recomendaciones.
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