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jueves, 14 de junio de 2012

La divulgación de la ciencia

Por : Rolando Paucar Jauregui / Físico Nuclear

Perú21.pe.- Leía el fin de semana acerca de cómo Ray Bradbury, famoso escritor de ciencia ficción que hace unos días nos dejó, se hizo escritor. Contaba él que de niño gustaba de todo lo que se relacionaba a la magia y uno de esos buenos días cayó en un circo en donde uno de los actos más esperados lo realizaba un hombre llamado "el señor eléctrico", quien sentado en su silla eléctrica retaba a la muerte día a día y apuntaba a los niños con una espada y gritaba "¡vive para siempre!".

Como todo niño curioso, un día buscó al señor eléctrico y lo confrontó: ¿cómo era posible que no muriese luego de una descarga eléctrica?, ¿qué significaba vive para siempre? El señor eléctrico le contestó: "Sabes, nos hemos conocido antes durante la II Guerra Mundial y ahora puedo ver los ojos de mi amigo brillar en los tuyos. Bienvenido de vuelta a la vida". Había algo en los ojos del pequeño Ray, su pasión por la vida, ese estar listo a lo inexplicable que hacía que viviera para siempre, pase lo que pase. Así como Ray Bradbury, todos hemos tenido o tendremos un señor eléctrico en nuestras vidas, alguien que precipite aquello que estamos destinados a hacer.

Yo encontré al mío, cuando muy joven estudiaba en la Escuela Profesional Tecnológica José Pardo, y creo haber sido uno cuando hace algunos años atrás fui invitado para explicar a un auditorio repleto de jóvenes por qué me hice físico. Si bien muchos de ellos no entendieron mis razones de buenas a primeras, opté por explicarles la belleza de la física de la misma manera en que me fue explicada a mí, de manera práctica y sencilla. La física tiene tanto que explorar que, una vez que ha captado nuestra imaginación, es difícil apartarnos de ella.

Para George Bernard Shaw, la ciencia nunca resuelve un problema sin crear otros diez. Un reloj en la pared nos recuerda cada segundo la esquiva naturaleza del tiempo; la luz solar producto de una enredada danza de partículas que fusionan nos muestra lo grandioso de la naturaleza. Existen miles de "¿por qué?" resueltos y otros tantos por resolver; en eso consiste la razón de la existencia de la física.

Y aún así, pese a lo maravillosa que puede ser para algunos, la física -hay que decirlo- tiende a espantar a la gente. Me suele pasar que cuando en una conversación me preguntan a qué me dedico y respondo que soy físico, una mezcla de admiración y desconcierto se apodera de ellos. Al tiempo que expresan admiración hacia alguien que intenta comprender el universo, muchos parecen considerar también que el tema se halla por completo más allá de sus posibilidades de entendimiento. Un "nunca entendí la física" es casi seguro para reiniciar la conversación y romper el hielo.

Son muchas las razones que me han llevado a compartir de manera sencilla y sincera muchos temas interesantes de la física. Mi empeño por romper el mito de la física difícil de comprender, aburrida y sin utilidad, es una de ellas. Así me permití leer y en algunos casos reencontrarme con publicaciones de hombres de ciencias que con gran habilidad y mucho talento han mostrado, desde un ángulo interesante, el valor de la ciencia, y la han hecho más atractiva: Sagan, Feynmann, Asimov, Dawkins, Penrose, Kaku, Punset, Goodstein, Hawking, Greene, Attenborough, Gardner, Perelmán, Trefil, y muchísimos más.

Nuestro inefable Marco Aurelio Denegri, en su columna en un diario local, hacía una distinción entre la comprensión intelectual del sentimiento vivencial. Y dijo, citando a Ortega y Gasset, que la vivencia no equivale a la simple experiencia, sino que es una experiencia personal, íntima, intransferible e intensa que contribuye a la formación de nuestro carácter y personalidad. Cierto. No basta la razón para entender lo que ocurre, hay que vivirlo, "vivenciarlo".

Aunque Denegri termina diciendo que, sin embargo, esto no es suficiente y necesita de otros conocimientos que nos exigen dedicación y perseverancia. Algunos pueden decir que saben mucho de algunos temas, pero quizás la mayor lección que uno aprende con los años es que cada vez que pensamos que ya lo sabemos todo, ¡zas!, se presenta algo que nos pone en nuestro sitio para decirnos lo poco que realmente sabemos. Dedicación y perseverancia es lo que hace falta.

Isaac Newton fue quien mejor lo dijo en sus memorias: "No sé qué le puedo parecer al mundo, pero a mí me parece que sólo he sido como un niño jugando en la playa y divirtiéndome al encontrar de vez en cuando un guijarro más liso o una concha más bonita de lo normal, mientras que el gran océano de la verdad se hallaba ante mí, sin descubrir".

Todos quienes de alguna manera estamos en la ruta de divulgar la ciencia estamos comprometidos en hacer de ella un experiencia única, un despertar a lo nuevo. Puede sonar ambicioso, pero es una manera de ir incorporando en las rendijas de nuestro ser y en la de los demás lo que hemos aprehendido poco o mucho de la ciencia. Carl Sagan dijo una vez: "En algún lugar hay algo increíble a la espera de ser descubierto". Tengo la esperanza que cada vez que escribo dicho proceso pueda empezar...

1 comentario:

  1. muy interesante, FÍSICA!, "En algún lugar hay algo increíble a la espera de ser descubierto". Física por descubrir, nuestro planeta mágico, nuestro mundo no es cruel; el hombre hace, daña y luego piensa que es cruel.
    Donato.Hp

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