Físico nuclear
Diario El Peruano (15/11/11) :A raíz de las últimas informaciones extraoficiales respecto a que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) habría dejado entrever que Irán estaría desarrollando una bomba atómica, se han vertido diferentes opiniones, algunas técnicas y otras políticas, sobre cómo actuar frente a esta amenaza.
Cuando en 1953, el presidente de los EE UU Eisenhower, presentó su programa Átomos para la Paz, propuso una transferencia liberal de la tecnología nuclear a condición de que los Estados receptores se comprometieran a no emplearla con fines militares.
Para garantizar que el Estado receptor asumiera este compromiso, en el programa se preveían salvaguardas. En este contexto se fundó el OIEA y se le encomendó la doble función de promover y, al mismo tiempo, salvaguardar el desarrollo internacional de la energía nuclear.
Las salvaguardas son verificaciones que se realizan para comprobar in situ que los materiales y equipos nucleares no se empleen para fines bélicos. Estas verificaciones se rigen bajo convenios internacionales, uno de ellos es el Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares (TNP), a través del cual se suministran materiales o equipos nucleares.
La historia de Irán nuclear data de varias décadas atrás. En 2003, tras la compra de uranio natural y dióxido de uranio, Irán se vio obligado a informar al OIEA de todas sus actividades relacionadas con su Programa Nuclear, incluso de las que había efectuado, sin información previa, en contravención del TNP, que había suscrito, en 1991.
Los más críticos sostienen que la situación límite provocada por Irán demuestra, una vez más, la incapacidad del régimen de no proliferación para frenar las ambiciones nucleares de algunos Estados y la necesidad de completar o modificar algunas medidas de no proliferación.
Si partimos del hecho que el OIEA no ha emitido un informe concluyente, es probable que Irán en estos momentos ya cuente con la capacidad para producir una bomba en un corto plazo. Actualmente, todas las tecnologías necesarias para obtener la capacidad nuclear están cada vez más a disposición de aquellos países que deseen poseerla, como es el caso de Irán.
Lo preocupante de esta situación no es que Irán cuente con capacidad nuclear, que evidentemente lo usa como un factor disuasivo, sino en que estas armas nucleares caigan en manos de grupos terroristas que las utilizarían sin miramientos frente a un ataque terrorista.
Lo que queda claro de esta situación es que es preciso ampliar el campo de visión y análisis, con el objeto de plantear las causas, las dimensiones y las repercusiones de esta crisis. De igual manera, reforzar medidas diplomáticas, políticas y de negociación, pues resultan ser el mayor componente de toda estrategia de no proliferación.
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