MUNDOCorea del Norte recibirá alimentos a cambio de una moratoria nuclear. Otros países que cooperaron con la comunidad internacional en el desmantelamiento de arsenales o proyectos atómicos también obtuvieron beneficios.
Semana.com.- Corea del Norte y Estados Unidos anunciaron el miércoles un acuerdo por el que el país asiático recibirá 240.000 toneladas de comida a cambio de la firma de una moratoria nuclear.
El régimen de Pyongyang, cuya población padece una escasez crónica de alimentos, se comprometió a detener los ensayos nucleares, el enriquecimiento de uranio y el lanzamiento de misiles de largo alcance. Además, permitirá que observadores internacionales accedan a sus instalaciones.
El régimen de Pyongyang, cuya población padece una escasez crónica de alimentos, se comprometió a detener los ensayos nucleares, el enriquecimiento de uranio y el lanzamiento de misiles de largo alcance. Además, permitirá que observadores internacionales accedan a sus instalaciones.
Este acuerdo, alcanzado dos meses después de que Kim Jong-un asumiera el poder en Pyongyang, es solo un primer paso para que Corea del Norte coopere con la comunidad internacional en materia nuclear y los analistas advierten que anteriormente otros acuerdos con Corea del Norte se frustraron.
Su importancia reside, sin embargo, en que el hermético régimen de Pyongyang, del que se considera que tiene armas nucleares, es uno de los pocos países con armas nucleares que lleva a cabo un programa nuclear fuera del control exterior.
En el pasado, otros países se sumaron también a los esfuerzos de internacionales contra la proliferación de armas nucleares a cambio de otras ventajas. BBC Mundo hace un repaso de los casos más significativos.
Libia
En diciembre de 2003, el exdictador libio Muamar Gadafi sorprendió a buena parte del mundo al renunciar al programa de armas de destrucción masiva de Trípoli y dar la bienvenida a los inspectores internacionales para que verificasen el cumplimiento del compromiso.
Tras el anuncio de Gadafi, inspectores de EE.UU., Reino Unido y la Organización Internacional de la Energía Atómica cooperaron en el desmantelamiento del programa libio de armas nucleares y químicas, así como de sus misiles balísticos de largo alcance.
Los motivos que llevaron a Libia a destruir sus armas atómicas han sido muy debatidos.
Altos cargos del gobierno del anterior presidente estadounidense George W. Bush sostienen que fue decisiva la invasión de Irak en 2003, así como la detención en octubre de 2003 de un barco cargado de componentes nucleares que se dirigían a Libia.
Otros expertos reseñados por la Asociación de Control de Armas (ACA), un centro de estudios de Washington, creen que años de sanciones y de esfuerzos diplomáticos fueron más importantes.
El régimen de Gadafi consiguió que las sanciones fueran retiradas, un aumento de su comercio exterior y una importante inversión externa en su sector petrolero.
Argentina y Brasil
Argentina y Brasil renunciaron a sus programas de armas nucleares en 1983 y 1990 respectivamente. Ambos países habían dado los primeros pasos para contar con ojivas nucleares cuando eran gobernados por regímenes militares.
La desconfianza mutua fue lo que llevó a ambos países a iniciar esa carrera armamentística, según recuerda Peter Crail, experto de ACA.
Con la llegada de la democracia, Argentina y Brasil decidieron abandonar sus programas. Los dos países pusieron en marcha un sistema de inspección bilateral y ratificaron el Tratado de No Proliferación (TNP), un convenio del que hoy forman parte 189 países.
El principal beneficio de la ratificación del TNP para los Estados parte es la posibilidad de participar en el comercio de tecnología nuclear para fines pacíficos.
Argentina y Brasil, que ya contaban con una base tecnológica avanzada, forman parte de un grupo más reducido de 46 países, que se benefician de un mayor acceso a los materiales nucleares, según precisa Crail.
Sudáfrica
Sudáfrica desarrolló en secreto un pequeño número de cabezas nucleares que acabó desmantelando para unirse en 1991 al Tratado de No Proliferación.
La entrada de Sudáfrica en el sistema internacional se produjo al mismo tiempo que se producía un cambio de régimen y finalizaba el sistema de segregación racial del Apartheid.
A cambio, Sudáfrica consiguió el fin de las sanciones internacionales y una mejora de sus relaciones con el resto del mundo, según Crail.
Al igual que Argentina y Brasil, Sudáfrica también se beneficia de un acceso mayor a la tecnología nuclear.
Repúblicas exsoviéticas
Bielorrusia, Kazajistán y Ucrania, tres exrepúblicas soviéticas, contaban en su poder con armas nucleares cuando la Unión Soviética desapareció en 1991.
Tras obtener la independencia, devolvieron las armas a Rusia y se unieron al Tratado de No Proliferación con carácter de Estados sin armas nucleares.
No recibieron una compensación a cambio y lo que motivó la devolución fue sobre todo la presión política y la garantía dada por EE.UU. de que sin esas armas estarían más seguros, indica Crail.
Su importancia reside, sin embargo, en que el hermético régimen de Pyongyang, del que se considera que tiene armas nucleares, es uno de los pocos países con armas nucleares que lleva a cabo un programa nuclear fuera del control exterior.
En el pasado, otros países se sumaron también a los esfuerzos de internacionales contra la proliferación de armas nucleares a cambio de otras ventajas. BBC Mundo hace un repaso de los casos más significativos.
Libia
En diciembre de 2003, el exdictador libio Muamar Gadafi sorprendió a buena parte del mundo al renunciar al programa de armas de destrucción masiva de Trípoli y dar la bienvenida a los inspectores internacionales para que verificasen el cumplimiento del compromiso.
Tras el anuncio de Gadafi, inspectores de EE.UU., Reino Unido y la Organización Internacional de la Energía Atómica cooperaron en el desmantelamiento del programa libio de armas nucleares y químicas, así como de sus misiles balísticos de largo alcance.
Los motivos que llevaron a Libia a destruir sus armas atómicas han sido muy debatidos.
Altos cargos del gobierno del anterior presidente estadounidense George W. Bush sostienen que fue decisiva la invasión de Irak en 2003, así como la detención en octubre de 2003 de un barco cargado de componentes nucleares que se dirigían a Libia.
Otros expertos reseñados por la Asociación de Control de Armas (ACA), un centro de estudios de Washington, creen que años de sanciones y de esfuerzos diplomáticos fueron más importantes.
El régimen de Gadafi consiguió que las sanciones fueran retiradas, un aumento de su comercio exterior y una importante inversión externa en su sector petrolero.
Argentina y Brasil
Argentina y Brasil renunciaron a sus programas de armas nucleares en 1983 y 1990 respectivamente. Ambos países habían dado los primeros pasos para contar con ojivas nucleares cuando eran gobernados por regímenes militares.
La desconfianza mutua fue lo que llevó a ambos países a iniciar esa carrera armamentística, según recuerda Peter Crail, experto de ACA.
Con la llegada de la democracia, Argentina y Brasil decidieron abandonar sus programas. Los dos países pusieron en marcha un sistema de inspección bilateral y ratificaron el Tratado de No Proliferación (TNP), un convenio del que hoy forman parte 189 países.
El principal beneficio de la ratificación del TNP para los Estados parte es la posibilidad de participar en el comercio de tecnología nuclear para fines pacíficos.
Argentina y Brasil, que ya contaban con una base tecnológica avanzada, forman parte de un grupo más reducido de 46 países, que se benefician de un mayor acceso a los materiales nucleares, según precisa Crail.
Sudáfrica
Sudáfrica desarrolló en secreto un pequeño número de cabezas nucleares que acabó desmantelando para unirse en 1991 al Tratado de No Proliferación.
La entrada de Sudáfrica en el sistema internacional se produjo al mismo tiempo que se producía un cambio de régimen y finalizaba el sistema de segregación racial del Apartheid.
A cambio, Sudáfrica consiguió el fin de las sanciones internacionales y una mejora de sus relaciones con el resto del mundo, según Crail.
Al igual que Argentina y Brasil, Sudáfrica también se beneficia de un acceso mayor a la tecnología nuclear.
Repúblicas exsoviéticas
Bielorrusia, Kazajistán y Ucrania, tres exrepúblicas soviéticas, contaban en su poder con armas nucleares cuando la Unión Soviética desapareció en 1991.
Tras obtener la independencia, devolvieron las armas a Rusia y se unieron al Tratado de No Proliferación con carácter de Estados sin armas nucleares.
No recibieron una compensación a cambio y lo que motivó la devolución fue sobre todo la presión política y la garantía dada por EE.UU. de que sin esas armas estarían más seguros, indica Crail.
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