Eva Klein será condecorada mañana con la Orden al Mérito a la Mujer 2012
Señala que especialidad es onerosa y demanda investigaciones de largo plazo
Lima, mar. 29 (ANDINA). “El amor a la ciencia, no rendirme ante la adversidad, tener la mente abierta para aprender algo nuevo cada día y vivir sin perder el buen humor han marcado siempre mi existir”, refirió la doctora Eva Klein de Zighelboim, quien se ha ganado a pulso un lugar importante en la medicina como pionera de la genética en Perú.
Ella es una de las diez mujeres que serán reconocidas mañana –en un acto especial a realizarse en Palacio de Gobierno– con la condecoración Orden al Mérito a la Mujer 2012. En su caso será galardonada en la categoría de “Actividad destacada en el desempeño de su profesión”.
En diálogo con la Agencia Andina, la doctora Klein confesó su sorpresa por esta distinción, luego de que fuera propuesta a iniciativa de antiguas asistentes, colegas y alumnos.
A sus 79 años, esta prestigiosa genetista es dueña de una gran lucidez, jovialidad, optimismo y paciencia contagiantes que acompañan su incesante interés de investigar y aprender algo cada día.
Nacida en Alemania en 1933, se mudó cuando era niña a Francia acompañando a su madre, quien era pediatra. En el país galo a Eva le tocó vivir de cerca los horrores de la Segunda Guerra Mundial como ver a niños sin hogar, a quienes su madre atendía con cariño en un albergue donde trabajaba.
La guerra la obligó a emigrar con su madre a América y llegó a Perú a la edad de 14 años. Su madre revalidó su título profesional y siguió ejerciendo por muchos años más, mientras Eva culminaba la educación básica.
El amor por la niñez y la profesión que abrazó su progenitora llevó a Eva a presentarse a la Facultad de Medicina de San Fernando, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. “En esa época había que estudiar primero ciclos de premedicina y luego postular a la facultad, por lo que seguir esta profesión demandaba gran exigencia y esfuerzo”.
Comentó que su interés por la genética surgió cuando realizaba su internado médico y asistió a una conferencia que dio en Lima el investigador y genetista francés Jerome Lejeune, quien descubrió que el llamado síndrome de Down se debía a una alteración del par de cromosomas 21.
“Su charla me impresionó. Yo pensaba entonces dedicarme a la ortopedia y la cirugía reparadora en general. Pero tras escuchar esa ponencia reflexioné y decidí dedicarme mejor al diagnóstico. Así empieza mi interés por la genética”, expresó
Recuerda que en aquel entonces los conocimientos sobre genética humana eran básicamente teóricos, y recién en 1949 esta especialidad registró un avance notable al descubrirse por primera vez el número real de cromosomas del ser humano.
“La genética médica es una especialidad de la medicina que estudia las alteraciones genéticas o mutaciones que pueden producir o predisponer la aparición de enfermedades como retardo mental, talla corta, malformaciones congénitas, enfermedades genéticas, infertilidad, entre otras”, anotó.
Klein de Zighelboim afirmó que los seres humanos estamos constituidos por muchas células. Dentro de cada célula se encuentra el núcleo, el cual posee el ADN (ácido desoxirribonucleico), considerado la “molécula de la vida”.
Explicó que el ADN está separado en forma funcional por los genes. Los genes son unidades que se heredan de cada padre o madre y nos dan, según la dominancia del gen, el parecido a un familiar directo en forma completa, o el tener características externas aisladas de cada progenitor.
“Por eso cada uno de nosotros nos parecemos más a papá o mamá, o en muchos casos tenemos la combinación de ambos”.
Tras graduarse de médico cirujano en 1958, Klein ingresó a trabajar en el hospital del Niño, hoy Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN), en el área de pediatría y neonatología.
Allí fundó el servicio de genética, donde ejerció la jefatura y laboró hasta 2002. “La ventaja de prestar servicio e investigar en el Instituto Nacional de Salud del Niño es que hay mayor contacto con pacientes”, expresó.
Los más de 40 años de experiencia en el INSN han sido plasmados por Klein y otros genetistas en el Atlas de dismorfología pediátrica, libro que aborda todas las enfermedades y malformaciones visibles o externas diagnosticadas en el servicio de genética del INSN.
Klein ha ejercido la docencia en los niveles de pre y posgrado en varias universidades. Durante su larga y fructífera carrera ha obtenido numerosas distinciones como Mujer Ilustre de Miraflores, Medalla del Colegio Médico del Callao, y en 2011 fue galardonada como Médico del Año por el Colegio Médico de Lima.
También obtuvo reconocimientos por su esforzada labor a favor de las personas con discapacidad por causa genética, y por haber conseguido adaptar algunas sofisticadas técnicas citogenéticas a las necesidades de Perú.
También obtuvo reconocimientos por su esforzada labor a favor de las personas con discapacidad por causa genética, y por haber conseguido adaptar algunas sofisticadas técnicas citogenéticas a las necesidades de Perú.
Klein es fundadora y miembro de la Sociedad Peruana de Genética, que agrupa a sólo 40 especialistas, la mayoría mujeres.
Consideró que este escaso número de expertos obedece a que se trata de una especialidad onerosa, que demanda investigaciones de largo plazo y retribuye económicamente mucho menos que otras ramas de la medicina. “Esto hace que la genética sea mucho más aceptable para las mujeres que para los hombres”, opinó.
A lo largo de su vida, Klein aprendió cuatro idiomas: alemán, castellano, francés e inglés. Ello le permitió desenvolverse con soltura en sus viajes por el mundo. Pero ningún país la cautivó tanto como para no retornar a Perú, que la acogió siendo adolescente y al que desde entonces consideró como su hogar.
Tiene cuatro hijos varones y una mujer. Ninguno de ellos quiso seguir sus pasos y estudiaron profesiones distintas a la medicina como ciencias de la comunicación, antropología, matemática, traducción y finanzas.
“El reto de ser madre, esposa y a la vez profesional de la medicina e investigadora fue muy grande en términos de tiempo y dedicación, como lo es hoy todavía para muchas mujeres”, indicó.
La doctora Klein nos despidió con su tierna sonrisa y una reflexión para mujeres que, como ella, se dedican a diario a la creación de conocimiento: “Hay que pensar siempre que los avances en la ciencia no son definitivos. Siempre hay algo nuevo por descubrir”, manifestó.
(FIN) LZD/RRC
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