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viernes, 2 de marzo de 2012

La alarma nuclear por Fukushima no frena la expansión de la energía atómica

Redacción Internacional, 2 mar (EFE).- La alarma generada por el accidente en el complejo nuclear japonés de Fukushima el año pasado ha llevado a algunos países a replantear sus planes nucleares o a reforzar las medidas de seguridad, pero no ha frenado la expansión de esta fuente de energía.

La catástrofe dio un vuelco a la política nuclear y energética de Alemania, donde el Gobierno de la canciller Angela Merkel, inicialmente partidario de prolongar la vida de los 17 reactores atómicos hasta mediados de la década de 2030, apostó por el abandono definitivo de la energía nuclear para 2022 y el impulso de las energías renovables.

Fukushima reavivó en la Unión Europea (UE) el amargo recuerdo de Chernóbil (Ucrania) 25 años antes, y llevó a Bruselas a poner en marcha pruebas de resistencia para evaluar la seguridad de los 143 reactores de la UE, ocho de ellos en España, cuyos resultados finales se conocerán en junio próximo.

Los expertos del Instituto de Radioprotección y Seguridad Nuclear de Francia consideran que un accidente como el que propició el terremoto y posterior tsunami del 11 de marzo pasado en la central japonesa tendría en Europa una mayor repercusión en la población, puesto que en el caso de Fukushima la mayor parte de la contaminación se dirigió hacia el océano.

Pero salvo un mayor acento sobre la seguridad, Fukushima no ha supuesto grandes cambios en los planes nucleares en una Europa deprimida económicamente, que no está dispuesta a aumentar su dependencia de la importación de hidrocarburos.

Los números son elocuentes: Japón, donde la energía nuclear cubría el 30 por ciento de la demanda energética antes de la catástrofe, registró en enero de 2012 su mayor déficit comercial en los últimos 33 años al incrementarse su factura energética al quedarse operativos sólo dos de sus 54 reactores.

Según las últimas proyecciones hechas por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la capacidad nuclear mundial pasará de los actuales 375 gigavatios a 501 gigavatios en 2030, unas estimaciones un 8 por ciento menores que las realizadas antes del desastre de Fukushima.

Actualmente hay 63 reactores en construcción en quince países y están planeados otros 156, sobre todo en naciones en vías de desarrollo.

Estados Unidos puso fin en febrero pasado a una moratoria nuclear de más de 30 años impuesta tras el accidente del reactor de Three Mile Island en 1979, al aprobar la construcción de dos nuevos reactores en Georgia para hacer frente a la mayor demanda eléctrica y reducir la dependencia en combustibles fósiles.

Por su parte, Rusia construye en la actualidad nueve reactores nucleares y planea duplicar la producción de energía atómica en los próximos años hasta alcanzar el 30 por ciento del total.

Tampoco se han detenido los planes de expansión nuclear en China, el país del mundo que más reactores en construcción tiene (una veintena, frente a los 13 que ya funcionan), y que para 2030 planea llegar al centenar de reactores, cifra similar a la que actualmente posee EEUU.

Sin embargo, el accidente de Fukushima provocó la suspensión temporal de la aprobación de nuevos proyectos y la puesta en práctica de mayores medidas de seguridad y de cooperación con los países vecinos, así como avances en la investigación de reactores de "cuarta generación", al parecer más seguros y con una menor generación de residuos tóxicos.

Esto, en cifras, causará que el país, que tenía una capacidad de generación de energía nuclear de 10,9 gigavatios en 2010, prevé llegar a 70 gigavatios hacia 2020, cuando antes del accidente calculaba alcanzar los 120 para ese año.

En Latinoamérica, sólo Venezuela, un país rico en petróleo, anunció una congelación de los planes preliminares del programa de energía nuclear.

A finales de septiembre pasado, Argentina puso en marcha las operaciones de la central nuclear de Atucha II, a las afueras de Buenos Aires, la tercera construida en el país y vecina a Atucha I, la primera instalada en América Latina.

Y en Brasil el Gobierno afirmó que la política nuclear no sería modificada al no existir riesgo de terremotos o tsunamis y porque las dos plantas existentes (Angra I y II) fueron planeadas para resistir terremotos de hasta 6,5 grados en la escala Richter y olas de hasta siete metros de altura.

El accidente de Fukushima tampoco ha variado el proyecto del Gobierno Indio de levantar una central nuclear con seis reactores en Jaitapur, una zona de gran actividad sísmica en el oeste del país. EFE

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