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miércoles, 2 de mayo de 2012

La amenaza de la proliferación nuclear

PELIGRA LA PAZ MUNDIAL POR RUPTURA DE EQUILIBRIO

Por : Rolando Páucar Jáuregui  /Físico nuclear

Diario Oficial  El Peruano.-
Las armas nucleares, como otros tipos de armas de destrucción masiva, constituyen instrumentos de disuasión, prestigio, compensación y multiplicación de fuerza a favor de sus poseedores.

La escasa complejidad técnica en su fabricación ha permitido que, en los últimos años, estos instrumentos de poder sean asequibles incluso para países con un bajo nivel de desarrollo tecnológico y científico.
 
Este surgimiento de nuevas potencias nucleares en la escena internacional ha propiciado lo que los especialistas consideran la ruptura de un frágil statu quo estratégico y una revalorización del arma nuclear como factor de disuasión y compensación de fuerza, no solo frente a una superpotencia sino ante todos los países del orbe.
 
Esta situación implica importantes cambios en el panorama de la seguridad internacional, en el que un conflicto de media intensidad o una guerra regional pueden tener un desenlace de consecuencias inimaginables.
 
El problema de la proliferación nuclear horizontal es el resultado de que el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNPN) y el sistema de salvaguardias del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) han desacelerado su trabajo; al menos todo hace suponer esto, puesto que los arsenales de los Estados proliferadores se han constituido en gran parte con materiales, tecnología y asistencia principalmente procedentes del exterior, con un papel destacado de los Estados nucleares como suministradores.
 
Todos los Estados proliferadores han sido capaces, en mayor o menor medida, de mantener una parte de sus instalaciones y de las transacciones en la clandestinidad durante un cierto tiempo, ocultándolas al OIEA.
El actual régimen, basado en la existencia de cinco Estados nucleares, mientras que el resto de la comunidad internacional renuncia al arma nuclear, es insostenible.
 
El TNPN preveía este equilibrio discriminatorio como una fórmula transitoria y realista, hasta que se produjese un desarme general en virtud del artículo VI del tratado. Sin embargo, desde la entrada en vigor del TNPN, los Estados nucleares no han dejado de modernizar sus arsenales atómicos. Frente a los riesgos que implica la proliferación es fundamental que los Estados comprometidos con la no proliferación asuman sus responsabilidades.
 
Esto implicará, en algunos casos, la renuncia a una doble política, contradictoria e incoherente, por la que se actúa contra la proliferación en un marco general, mientras se flexibiliza el control en ciertos ámbitos en las transacciones con determinados países, de forma voluntaria o involuntaria.
 
Hoy, el TNPN es interpretado en la práctica tomando como referencia la desconfianza hacia ciertos Estados y no el peligro inherente a la existencia de armas nucleares. Así, se persigue a algunos países, como Irak, Irán y Corea del Norte, pero se tolera la proliferación nuclear de otros Estados alegando que no son parte del TNPN, como Israel, India y Pakistán.

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