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jueves, 2 de febrero de 2012

La Ciencia Patológica

Por: Rolando Páucar / Físico Nuclear

Diario La Primera.- No es que la ciencia se encuentre enferma pero algo de cierto tiene este término. La ciencia patológica es aquella en la que se sigue investigando aun cuando la mayoría de los científicos que trabajan en el campo la consideran falsa. Este término fue usado por primera vez en 1953 por un ganador del Premio Nobel, el químico Irving Langmuir, quien incluso la consideró como la ciencia de las cosas que no son tales.

Un claro ejemplo lo tenemos con las investigaciones sobre la fusión en frío realizados por científicos de diferentes nacionalidades y cuyo prestigio fue puesto en juego, pues sus hazañas fueron consideradas completos fiascos por la misma comunidad científica. En los últimos años la búsqueda del Santo Grial de la energía se ha convertido en algo así como una obsesión, para algunos científicos.

Los primeros en apuntarse en tamaña travesía científica fueron los químicos Stanley Pons y Martin Fleischmann. En los ochenta anunciaron haber conseguido producir una reacción de fusión fría a temperatura ambiente, el anuncio fue por todo lo alto. Lo importante de este suceso científico fue que se pensó haber encontrado la solución barata y abundante a los problemas energéticos mundiales. Poco tiempo después cuando nadie en el mundo pudo replicar los resultados del experimento, se cayó en la cuenta que de fusión en frío no había nada.

Frente a este suceso, el Perú no quiso quedarse atrás, por lo que un grupo de hombres de ciencias dirigidos por un científico mediático anunciaron en medios periodísticos que replicarían esta hazaña, pero como sucedió en otros lugares del planeta la tal mentada fusión en frío al parecer los dejó fríos también a ellos y de tal experimento no se volvió a hablar más. Años más tarde cuando muchos habían olvidado la pública metida de pata, éste fue nombrado Presidente del Instituto Peruano de energía Nuclear (IPEN).

Para algunos puede resultar osado que alguien intente nuevamente salir en público a afirmar un nuevo logro poniendo en riesgo su carrera, pero la esperanza es lo último que se pierde. Está claro que si logran buenos resultados podrían pasar a la historia de la ciencia por la puerta grande o al menos podrían conseguir financiación, publicaciones y cierto renombre mediático que no es poco en estos tiempos.

Gary Taubes, autor del libro Bad science: the short life and weird times of cold fusion, comparó el fenómeno provocado en torno a la fusión fría con la apuesta de Pascal quien decía “Apuesta a que Dios existe. Poco tienes que perder si estás equivocado pero si aciertas, lo ganas todo”. Los científicos apostaron a que la fusión fría era cierta no por las pruebas que tenían, que eran escasas, sino porque si acertaban la ganancia sería infinita.

Por esa razón, cuando hace poco se anunció por todo lo alto que los neutrinos son más veloces que la luz, la comunidad científica lo tomó con cautela. Algunos se han apresurado a pedir financiación para investigaciones. Quizás tardemos años en descubrir si esto es cierto o no, pero un poco de cautela no vendría mal, mientras tanto soñar no cuesta nada.

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