Hacia una vanguardia científica en el Perú

El IPEN cumple 37 años

Rolando Páucar Jáuregui. Físico Nuclear
Diario Oficial El Peruano.- Han pasado 37 años desde que la Junta de Control de Energía Atómica se convirtió en el Instituto Peruano de Energía Nuclear, IPEN, muchos eventos a favor y en contra del desarrollo nuclear a escala nacional e internacional se han sucedido, pero nada ha sido capaz de detener su futuro.

Sin lugar a dudas, una institución la hacen sus trabajadores, por esa razón, a todos ellos va mi reconocimiento, en especial a aquellos que a lo largo de su historia profesional han permanecido incólumes.

Tuve la suerte de pertenecer a un grupo de trabajadores que siendo muy jóvenes fuimos convocados para participar en la puesta en marcha del Centro Nuclear de Huarangal y, por supuesto, del reactor de investigación RP10.

Sin duda alguna esta oportunidad marcó nuestras vidas y nos abrió el camino hacia una carrera nuclear que muchos emprendimos en ese entonces y que ahora, 30 años después, con honradez y dedicación,  la mantenemos por lo que podemos decir que hemos sido, somos y seremos parte de la historia del IPEN.

El IPEN cuenta actualmente con profesionales de gran calidad profesional que realizan investigación de nivel, muchos de ellos en las áreas de física química, ciencia de los materiales, ingeniería nuclear, aplicaciones en minería, industria y medioambiente, medicina y biología, seguridad y protección radiológica, instrumentación científica.

Todos estos trabajos se suman a los servicios directos e indirectos que realiza el IPEN en las diferentes actividades de desarrollo nacional.

Estoy convencido que el futuro del IPEN es brillante y que el trabajo que tiene por hacer a favor del país es importante. De ahí que invocamos a sus actuales autoridades a mantener el desarrollo nuclear en vitrina, promover nuevos proyectos de aplicación de la energía nuclear y nunca perder de vista la visión de futuro tan necesaria para crear nuevos puentes de desarrollo.

Como en toda institución que evoluciona y se moderniza, existen en el IPEN retos pendientes que deben ser tratados como prioritarios, pues, si estamos abogando por un desarrollo nuclear sostenible y su futuro prometedor, debemos ser capaces de establecer un marco legal que respalde y asegure que las prácticas nucleares se cumplan bajo estrictas normas de seguridad.

De igual manera, esta nueva fecha puede ser una buena oportunidad para que sus funcionarios realicen una autocrítica  sobre  puntos cruciales que como institución aún no se superan.

Hay que desprenderse de viejos criterios que de alguna manera retrasan el accionar ágil y moderno de una institución que tiene que estar en la vanguardia científica.

Un claro ejemplo puede verse con la insistencia de mantener juntos al órgano regulador y fiscalizador de las actividades nucleares con el IPEN. Estamos seguros que pronto sus autoridades, por el bien de esta institución, tomarán las cartas en el asunto.