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miércoles, 29 de febrero de 2012

Corea del Norte detiene su programa nuclear a cambio de ayuda humanitaria

La entrega de 240.000 toneladas de comida supone el primer paso para desbloquear las conversaciones a seis bandas sobre el desarme atómico de Pyongyang


ABC.es.- Dos meses y medio después de la muerte de Kim Jong-il, Corea del Norte anunció este miércoles detener su programa nuclear a cambio de ayuda humanitaria. Según confirmaron el Departamento de Estado norteamericano y la agencia estatal norcoreana KCNA, el régimen estalinista acordó con la Casa Blanca “una moratoria de sus pruebas atómicas, del lanzamiento de misiles de largo alcance y de su programa de uranio enriquecido en las instalaciones de Yongbyon, donde permitirá la vuelta de los inspectores del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) para que supervisen el proceso mientras continúa el diálogo”.

Por su parte, Estados Unidos se compromete a entregar 240.000 toneladas de ayuda humanitaria, principalmente comida, para mitigar la grave escasez reinante en Corea del Norte, que aún no se ha repuesto de la “Gran Hambruna” que pudo haberse cobrado hasta dos millones de vidas – 300.000 según la versión oficial – a mediados de los años 90.

Este compromiso supone el primer paso para desbloquear las conversaciones a seis bandas de Pekín, que alcanzaron un acuerdo de desarme en 2006 pero permanecen interrumpidas desde abril de 2009. Para ello, una de las condiciones que exige Corea del Norte es el levantamiento de las sanciones internacionales y la entrega de reactores de agua ligera para generar electricidad, que es otra de las necesidades más acuciantes del régimen.

Con el propósito de avanzar en los contactos, la semana pasada se reunieron en la capital china el enviado estadounidense, Glyn Davies, y el norcoreano, el viceministro de Exteriores Kim Kye-gwan. Con su retórica belicista, parecía que el joven Kim Jong-un – el hijo y sucesor del “Querido Líder” al frente de Corea del Norte – iba a ser un quebradero de cabeza para la Casa Blanca, pero podría contribuir a acabar de una vez por todas con la tensión en esta parte del noreste de Asia. De hecho, el pasado mes de diciembre ya circulaban rumores de que ambos países estaban a punto de volver a la mesa de negociaciones, pero la muerte de Kim Jong-il trastocó todos los planes.

“A EE.UU. le preocupan todavía ciertos comportamientos de Corea del Norte en varias áreas, pero este anuncio refleja un progreso importante, aunque limitado”, se congratuló con mucha cautela la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, quien insistió en que la Casa Blanca “no tiene intenciones hostiles hacia Pyongyang y está preparada para dar los pasos necesarios con el fin de mejorar nuestra relación bilateral dentro del muto respeto por la soberanía y la igualdad”.

Desde los tiempos de Clinton, Corea del Norte viene practicando la “diplomacia atómica” para disuadir a Washington de un cambio de régimen. Con dicho fin, ha impulsado la política “songun” de primacía militar que ha arruinado a su depauperado y hambriento pueblo, pero ha dotado al Ejército con entre seis y ocho bombas atómicas gracias a sus programas de plutonio y uranio enriquecido, cuyas 2.000 centrifugadoras desveló en noviembre de 2010. En octubre de 2006 llevó a cabo su primer ensayo nuclear y, en mayo de 2009, el segundo, que utiliza como ases en la manga en las conversaciones a seis bandas de Pekín.

Mediante dichas negociaciones, que incluyen también a Corea del Sur, China, Rusia y Japón, el régimen de Pyongyang se comprometió en febrero de 2007 a renunciar a sus armas atómicas a cambio de petróleo, ayuda humanitaria y reconocimiento diplomático. Pero dicho pacto quedó en agua de borrajas por las dificultades para comprobar el desarme nuclear norcoreano y la expulsión de los inspectores internacionales.

En pleno año electoral, y con frentes mucho peligrosos abiertos en Siria e Irán, Obama quiere apuntarse el tanto de firmar definitivamente la paz con Corea del Norte, ya que ambos países no se reconocen oficialmente porque la guerra que libraron hace medio siglo acabó con un armisticio. Con la vista puesta en la gran celebración de abril por el centenario del nacimiento del fundador de la patria, Kim Il-sung, el joven caudillo norcoreano puede ayudarlo a conseguirlo.

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