Por: Rolando Paucar Jauregui / Físicoa Nuclear
BlogsPerú21.pe.- América del Sur posee grandes reservas de
agua, petróleo, gas, uranio, una vasta tierra fértil y un extenso medio ambiente
virgen. El abastecimiento de energía, sin que esta necesidad dañe el medio
ambiente, es un desafío que confronta prácticamente toda la
humanidad.
Los gobiernos de nuestro subcontinente
deberían aprovechar las ventajas que le ofrece la naturaleza,
estableciendo acuerdos energéticos y marcos regulatorios comunes que nos
permitan movilizarnos bajo reglas de juego claras en opciones
controversiales.
Esta perspectiva implica concertar
acciones de complementación y articulación con cadenas de valor locales con
el aporte financiero y técnico de las empresas inversionistas.
La energía no debe ser considerada
exclusivamente como una cuestión de recursos naturales, sean estos renovables o
no renovables, sino también debe pensársele como energía social. La
energía no es solo un problema técnico y de recursos, es una tarea
fundamentalmente política, económica, social y ambiental.
Todo se mueve sobre la base de la energía,
y este debe ser el punto central para la resolución del desafío
energético y de los problemas que enfrentamos los países de la
región.
Se necesita configurar una matriz
energética diversificada y construir empresas regionales, en un marco de
profundización de la integración regional. Sudamérica necesita unidad e
integración para romper las cadenas del subdesarrollo y de la pobreza que
restan oportunidades a sus millones de habitantes.
En la actualidad, Unasur cuenta con un Tratado Energético
Suramericano, en el cual un plan nucleoeléctrico podría ser el complemento
que falta para abastecer a la región con energía barata y
confiable.
Uno de los primeros pasos que se requiere
es la creación de una empresa nucleoeléctrica sudamericana y una empresa
uranífera sudamericana que asegure la provisión de combustible para la
región dentro del marco de las políticas de protección del medio
ambiente.
Como se puede ver, hay una tendencia
regional a alentar el desarrollo de diversas fuentes y tecnologías de
energía renovable, e incluir a la energía nuclear dentro de las estrategias de
cada país.
Esto es, promover el desarrollo y el uso de
energías con base en la ciencia, de tecnologías de punta para la producción de
energía sostenible, pero tomando en cuenta posibles impactos sociales o
ambientales.
Lo subrayamos: la región necesita
activar un proceso de unidad con sus recursos estratégicos, y esto será
posible solo cuando se asuma que la integración sudamericana que necesitamos
nace del reconocimiento de que estamos embarcados en un mismo proceso, y
compartimos una misma suerte. Y para ello debemos avanzar en
conjunto.
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