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miércoles, 13 de mayo de 2009

La energía nuclear. Pilar estratégico de la unidad suramericana.

Escrito por Rolando Paucar para Palestra

 El autor revisa la historia de los intentos integracionistas, en base a la energía nuclear, de los países suramericanos. A partir del hecho de que UNASUR cuenta con un Tratado Energético Suramericano -en el cual un plan nucleoeléctrico podría terminar por abastecer a la región con energía barata y confiable- se advierte sobre las grandes reservas de energía de la región y el contexto actual ideal para la conformación de acuerdos energéticos y marcos regulatorios comunes, sobre la base de que es imposible, para un país suramericano, hacer sostenible una agenda de reformas sobre la base de estrategias estrictamente nacionales.

A estas alturas de la historia Suramericana, se puede decir con certeza que un pilar fundamental de la estrategia de desarrollo de la región es la integración, sea esta económica, política, de infraestructura, energética o de seguridad. Para un país suramericano no es suficiente y, probablemente, tampoco posible, hacer sostenible su amplia agenda de reformas y transformaciones sobre la base de una estrategia estrictamente nacional.

A lo largo de la historia de la región han existido varios intentos integracionistas, pero a la vez ha persistido una gran dificultad para concebir y consensuar un proyecto sin interferencias prohibitivas y estratégicas, lo que no ha permitido contar con la orientación para concebir un modo articulado de desarrollo para alcanzar metas comunes.

El reconocido economista argentino, Aldo Ferrer, menciona al respecto que: “Dentro de las prioridades y agenda futura del MERCOSUR (Mercado Común del Sur), se trata de concentrar las acciones en los puntos críticos del sistema. Es decir, aquellos con mayor potencial de derrame sobre el desarrollo de los países y la misma integración. Tal, por ejemplo, la infraestructura de transportes y comunicaciones y, en particular, la energética. Más allá del gas, el petróleo y la hidroelectricidad, otras fuentes de energía ofrecen inmensas posibilidades de integración, como es el caso de la energía nuclear".

La energía nuclear, como pilar de la unidad Suramericana, tiene como primer antecedente las acciones llevadas a cabo a inicios de los ochenta por los presidentes Raúl Alfonsín y José Sarney, quienes iniciaron un inédito proceso de acercamiento en cuya agenda el tema nuclear no era el único y tenía más bien una importancia discreta, ya que había otros temas en la mesa de negociación de mayor relevancia, económicamente hablando. Pero, como en toda negociación, hubo altibajos que motivaron que los temas económicos fueran perdiendo interés, situación que fue aprovechada para que la energía nuclear gane impulso hasta convertirse en uno de los principales temas de la agenda bilateral. De esta manera, el impacto político del tema nuclear se transformó en un contrapeso de las dificultades encontradas en el área económica.

El 30 de noviembre de 1985, Alfonsín y su contraparte brasileña, Sarney, se reunieron por primera vez y suscribieron la Declaración Conjunta sobre política nuclear, con lo cual se marcó el punto de inicio de una serie de posteriores acuerdos políticos en temas económicos, transporte, comercio, etc., los cuales fueron firmados al año siguiente.

La Declaración Conjunta se constituyó en la primera medida de confianza trascendente que tomaron ambos países, representó el primer paso de un exitoso proceso de eliminación de las hipótesis de conflicto y el punto de partida de la construcción de un sólido proceso de integración. Fue la primera piedra de la integración nuclear en la región.

Los años posteriores a la firma de esta Declaración Conjunta estuvieron marcados por una serie de acciones, como la asistencia técnica mutua; el intercambio de científicos, estudiantes e información; y la elaboración de acciones conjuntas en el escenario internacional, las que generaron un clima de confianza mutua a través del mayor conocimiento del otro. Tanto Argentina como Brasil buscaban enfrentar, en mejores condiciones, las crecientes dificultades existentes respecto de la adquisición de equipos, materiales y combustibles nucleares, intentando además que el proceso iniciado por Argentina y Brasil se extendiera a otros países de la región.

El Perú fue uno de los beneficiados al firmar un convenio marco de cooperación científica-tecnológica de las aplicaciones pacíficas de la Energía Nuclear con Argentina, bajo el cual Argentina transfirió tecnología nuclear al Perú -lográndose construir e implementar el Centro Nuclear de Huarangal, el más grande centro científico tecnológico que tiene el Perú hasta la fecha.

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