(Escrito por Rolando Páucar - 12/11/08).- Durante los debates previos a las elecciones norteamericanas que llevaron al triunfo al demócrata Barack Obama, si en algo coincidieron ambos candidatos fue en la doble amenaza que se cierne sobre los Estados Unidos.
Por un lado el alto precio del petróleo favorece el traspié económico que viene atravesando el país del norte y por otro, la dependencia energética con el exterior supone un grave problema para su seguridad nacional. Como es sabido, Estados Unidos irónicamente depende energéticamente de países como Rusia y Venezuela.
Mientras John McCain apostaba por la energía nuclear para garantizar la independencia energética y conservar la condición de supremacía norteamericana e incluso hablaba de construir por lo menos 45 nuevas centrales nucleares en los próximos veinte años, el electo Barack Obama, insistía en un discurso en donde la misma meta lo lograría con una gran inversión pública en el desarrollo de lo que él denominó “todas las energías a nuestro alcance” que obviamente incluiría a la energía nuclear, pero dentro de un plan energético más amplio, no estelar en comparación a lo propuesto por McCain.
¿Pero, puede interpretarse la posición de Barack Obama como la de un confeso antinuclear?. Si bien ha manifestado en varias oportunidades que no cree que la opción nuclear deba ser la prioridad de una política energética que pretenda garantizar el futuro del país del norte, Obama se ha manifestado a favor de su desarrollo en las adecuadas condiciones de seguridad.
A la fecha, el Congreso Norteamericano ha garantizado unos 18 millones de dólares en garantías para cubrir hasta el 80 por ciento de los costos de construcción de plantas nucleares; tres compañías eléctricas ya han solicitado dicha ayuda. Existe además un proyecto de ley sobre medioambiente, que incluye subsidios de 3.700 millones de dólares para la industria nuclear y el mes pasado el aún presidente George W. Bush firmó y convirtió en ley una iniciativa aprobada por el Congreso que permite el comercio nuclear estadounidense con India y que permite venderle reactores nucleares, combustible de uso civil y tecnología.
En los Estados Unidos funcionan 104 centrales nucleares, que satisfacen el 8% del consumo de electricidad total del país. El último reactor nuclear entró a funcionar en Tennessee en 1996.
Presidente del Instituto de Investigación para la Energía y Desarrollo (IEDES).
Desde Washington D.C.